26 noviembre, 2015
El Congreso de Tlaxcala tiene frente a sí un reto enorme para consolidar la lucha contra la trata de personas: legislar sobre la Ley para la Prevención de la Trata de Personas para el Estado de Tlaxcala.
Urge que, en el fortalecimiento de este problema, el Legislativo analice y apruebe, en su caso, la iniciativa que, desde mayo pasado, duerme el sueño de los justos.
Tal y como lo dio a conocer la diputada Sinaí del Rocío Parra Fernández, las comisiones encargadas de su análisis, no han dado resultado.
El retraso, responsabilidad de los diputados que integran esas comisiones, detiene o limita las acciones que puedan llevar a cabo las instancias de procuración de justicia.
Resulta incongruente, pues, que en contraposición los integrantes de la Cámara de Diputados tengan más prisa en aprobar otros documentos menos relevantes que este.
De poco o nada servirá que la Procuraduría General de Justicia del Estado realice operativos de lucha contra este cáncer social, si la legislación en la materia es deficiente, escasa u obsoleta.
Es una lástima que sean los Organismos No Gubernamentales quienes aporten más acciones sobre el particular, que los propios diputados a quienes se les paga por solucionar los problemas sociales más sentidos.
El tiempo corre, pero el tortuguismo se ha instalado en el Palacio Legislativo.
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