24 noviembre, 2015
La captura y posterior liberación del rector de la Universidad Politécnica de Tlaxcala, Narciso Xicohténcatl, pone en entredicho al gobierno de Tlaxcala.
Por un lado, el gobierno estatal muestra una actitud de no permitir la corrupción en ningún nivel y la aplicación de la ley.
Pero por otra queda en evidencia que al interior del gobierno existen quienes se aprovechan de sus cargos para beneficio personal.
Así, aunque la Procuraduría General de Justicia del Estado, haya actuado conforme a la ley, queda en la opinión pública la imagen de corrupción.
En todo caso, el proceso por el que se inició la averiguación 160/2015, por el delito de fraude, deberá realizarse a fondo para demostrar que existe una lucha frontal contra la corrupción.
De otra manera, el asunto quedará en una mera acción mediática con la que se busca limpiar la imagen de un gobierno que enarbola como bandera la credibilidad y la transparencia.
La PGJE está obligada a desahogar este asunto a pesar de las consecuencias que se puedan descubrir en una investigación exhaustiva.
No hay vuelta atrás. De cara a un proceso electoral, esta mancha puede ensuciar las posibilidades electorales para el partido en el poder.