25 septiembre, 2015
Escribe JAVIER CONDE GUTIÉRREZ
Ahora resulta que todo aquel político que vive en Tlaxcala se ha impuesto el mote de «mesías» porque creen que sus palabras las debe asimilar la ciudadanía como un discurso único y al cual se le debe hacer caso en medio de un clima complejo como es el preelectoral.
En este sentido, los mismos políticos creen que su verdad es absoluta, que nadie los debe contradecir en sus arengas y hasta lenguas viperinas que en muchas ocasiones sólo tratan de confundir al electorado.
Hoy en día, las circunstancias obligan a pensar que todo aquel político debe hablar con resultados palpables, de lo contrario la historia comenzará a juzgarlos; sencillamente su actuar hace pensar que son políticos oportunistas y que su discurso es hueco ante una realidad social inmersa en el hartazgo.
En esta semana, hemos escuchado discursos de algunos personajes dueños de la verdad, que pronuncian su palabra como si fueran los mesías de la política, sin embargo, su actuar pone en entre dicho de lo que la población ha visto en su desempeño como responsables de alguna institución pública.
Por esta razón, es necesario reflexionar y criticar este tipo de políticos que sólo tienen piel de oveja y que en cuyas entrañas solamente tienen el actuar de un lobo que trata de atrapar a su presa a costa de lo que sea.
En los próximos meses habrá que esperar el surgimiento de otros «mesías» quienes tratarán de manipular la realidad social y política del estado, pero lo peor del caso es que sus esbirros tratarán de manipular a un electorado en buscar del poder que otorga la gubernatura de Tlaxcala.
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