13 noviembre, 2013
Por JAVIER CONDE
América Ruiz Durand, dejó una huella imborrable en Tlaxcala y en el mundo perruno. Y es que su amor por los perros siempre perdurará. Desde las extrañas de su corazón siempre vio por los de la calle, por los discapacitados, por aquellos olvidados.
Por varios años, la valiente mujer siempre pensó que el cariño incondicional a un ser vivo, era similar al amor de un ser humano. Por ello, creó la Organización Prodefensa de Animales de Tlaxcala (OPRAT).
Y sí, cada perro tuvo cobijo, alimento, atención, pero sobre todo amor. Pese a las adversidades y a los enemigos de los perros, América, la noble joven luchó hasta el último minuto de su vida porque el albergue perdurara.
Sin embargo, el pasado 21 de septiembre la Secretaría de Salud (Sesa), decidió clausurar dicho albergue. En un comunicado de prensa la dependencia estatal reportó:
“La SESA informa que en un operativo interinstitucional para evitar riesgos sanitarios a la población, la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios de Tlaxcala, clausuró de manera definitiva el Albergue OPRAT”.
Lo anterior, por la supuesta violación a la Ley General de Salud y la Ley de Protección a los animales para el Estado de Tlaxcala, tras dar seguimiento -durante seis meses- a una denuncia ciudadana.
Sin embargo, en vida América Ruiz, denunció que en la calle de San Buenaventura Atempan, municipio de Tlaxcala, básicamente en la calle Cristóbal Colón y privada Bambú viven personas que son “influyentes”.
Una y otra vez, Ruiz Durand alzó la voz para denunciar que por razones “políticas” se pretendía cerrar el albergue. Una y otra vez, ella junto con sus compañeros denunciaron ante el gobierno del estado ese “influyentismo”, que parece haber ganado la batalla.
Pese a las movilizaciones que realizó América no logró que el albergue operara en dicho lugar y finalmente más de 70 perros quedaron a la deriva. Y América, una y otra vez luchó incansablemente.
Lo cierto, es que el “influyetismo” y la globalización de la indiferencia como dice el Papa Francisco pudo más que la razón. Y se me viene a la memoria una frase del mundo perruno que dice:
“El amor de un perro es infinito puro e incondicional, él es el ser que sólo piensa amar… Los sentimientos de un perro son totalmente honestos, no tienen una pizca de falsedad”. Y vaya que así es.
Este martes, en las redes sociales como facebook y twitter decenas de amigos, asociaciones de protectoras de perros y la ciudadanía en general se despidieron de América Ruiz.
En aquellos paredones de lo que fue dicho asilo quedaron inmersas infinidad de historias. La de los perros nobles, la de los perros fieles, la de los perros que encontraron otro hogar, la de los perros que no soportaron la violencia de sus amos y huyeron. Simplemente, un mar de relatas qué contar.
Alma Flores Muñoz, le escribió a América -en su muro de facebook- el pasado martes 12 de noviembre: “Te extrañaremos mucho América, tu obra inmaculable de luchar por los peluditos y ese gran ejemplo que nos diste siempre lo guardaremos en nuestro corazón”. América, cada uno de tus amigos tendrá sus recuerdos y seguramente, los perros que cobijaste te estarán esperando.
En los muros y en los tuits quedaron impresas palabras de consternación, de amor, de reconocimiento, de soledad, de mutismo puro. Y créelo América que si los perros que ayudaste y amaste hablaran seguramente te dirían ¡Gracias!… América, descanse en paz.