15 julio, 2012
* Falta mayor compromiso social.
Hace casi dos años, ÍNDICEMEDIA publicó, a través de La rueda del infortunio, lo siguiente: “Huamantla, como muchas localidades del estado de Tlaxcala y de otras entidades por donde pasa la vía del ferrocarril, está a tiempo para tomar las medidas preventivas necesarias y evitar severos problemas futuros en materia de seguridad pública”.
En esa columna también se dijo: “Llama poderosamente la atención un reportaje publicado en la revista Milenio, ‘Los santuarios de los indocumentados en México’ (Sánchez, Jesús; “Los santuarios de los indocumentados en México”; Revista Milenio Semanal; México; No. 558; junio 23 de 2008; pp. 14–19) en el que se alerta: ‘aunque los sistemas de control migratorio se han endurecido en la frontera sur, los centroamericanos buscan nuevos métodos para llegar al norte y, enfrentando extorsiones, accidentes, asaltos y otros abusos, viajan hasta Lechería en Ecatepec, Estado de México, municipio declarado ‘santuario para los migrantes’”.
En aquella ocasión, se hacía un llamado preventivo: “No se trata de despertar sentimientos de xenofobia, ni de encauzar una guerra fratricida contra más de 500 mil personas que huyen anualmente de las precarias condiciones económicas que se registran en sus países. Sólo se busca prevenir un fenómeno que puede salirse de nuestras manos y generar severos problemas de inseguridad en la ciudad, la región o el estado, además de que al no haber acciones al respecto, se induce a que Huamantla sea un municipio en desobediencia con las leyes de inmigración nacionales”.
Recuperamos este fragmento a propósito del fenómeno que hoy denuncia el diario Reforma, en el que connacionales (algunos tlaxcaltecas) se hacen pasar por indocumentados para hacer de la indigencia una forma de vida.
Está documentado que en los archivos de las policías municipales de Apizaco y Chiautempan, cuando llevan a los supuestos inmigrantes al Instituto Nacional de Migración (INM), previo a l proceso de deportación, los involucrados reconocen su nacionalidad mexicana.
Peor es que el propio presidente municipal de Chiautempan, Ángel Meneses Barbosa diga que “hemos detectado que hay gente que sólo copió la forma en que hablan los guatemaltecos, gente que no tiene ningún oficio y que le gusta ganar dinero fácil”.
Es lamentable el dicho, particularmente porque están fallando las instancias oficiales, como los sistemas municipales del DIF, en la detección de problemas que en el corto y mediano plazos representen ciertos riesgos para la población en general.
Resulta reprobable que las autoridades municipales de por lo menos 10 municipios en los que se registra la presencia de indocumentados centroamericanos, tengan ubicados los sitios específicos en los que se llevan a cabo esta tipo de situaciones y que, sin embargo, no pongan en práctica programas correctivos y preventivos.
A dos años de este llamado de alerta, les recordamos a las autoridades municipales y estatales involucradas, lo dicho en La Rueda Del Infortunio: “Las acciones que se tomen, deben estar enfocadas, sobre todo al respeto de los derechos humanos de los centroamericanos que se encuentran en carácter de ilegal en nuestro país, pero con un sentido de no seguir violando las leyes de inmigración nacionales