03 julio, 2012
Escribe CLAUDIO CIRIO ROMERO
Ha twiteado la Consejera María Marván un día después de la jornada electoral, que: “El IFE no se guarda información: ya están en internet las imágenes digitalizadas de todas las actas.” Y da un vínculo para acceder a dicha información.
Le he contestado por la misma vía, que veinte minutos antes había intentado ver tales actas y que no lo había logrado tal como lo señala su instructivo (“Ruta de Acceso a las Actas Digitalizadas del PREP 2012”) en el paso 2 ya que el link “acta” aún no aparecía en la columna “Acta digitalizada”.
A las 03:47 A.M. del martes 3 de julio, amablemente Marván, me contesta: “Lo acabo de intentar y funcionó. ¿Me avisas si no? He intentado nuevamente y ahora sí pude ver tales actas. Son estas líneas mi respuesta a la ex comisionada del IFAI y la felicito por el esfuerzo de transparentar lo más posible el proceso electoral en su fase de los resultados que mañana tiene un punto central con el cómputo en cada uno de los trescientos distritos.
Pero, al ver el acta (escrutinio y cómputo de Presidente) de la casilla 0313 Básica de Tlaxcala, me llaman la atención por lo menos dos detalles, porque son eso detalles, que desde luego pueden generar dudas post jornada electoral. Esta cultura de la trampa en las elecciones de la que venimos se puede combatir así, transparentando actas.
Bueno, pero el primer detalle al que me refiero es a que el acta de escrutinio y cómputo de casilla correspondiente a la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos digitalizada tiene una leyenda escrita a mano acompañada de una rúbrica que dice: “Esta es una copia fotostática proporcionada por el consejo distrital, en virtud de que no llegó la copia dentro del sobre PREP.” Cosa que efectivamente se nota inmediatamente por estar el documento en blanco y negro.
Luego, el segundo detalle que se percibe es que el acta señala que doscientas setenta y nueve personas (¿no tendría que decir más correctamente ciudadanos?) de la lista nominal, más dos representantes de partidos políticos que votaron en la casilla sin estar incluidos en estas, lo que hace un total de doscientos ochenta y uno. Sin embargo se sacaron de la una doscientos ochenta y tres boletas. Es decir dos más de las que se supone que tendrían que haber.
Revisando las actas de escrutinio y cómputo digitalizadas que ofrece el IFE en el PREP, de esta misma casilla pero de la elección de senadores y diputados el dato es el mismo. ¿Qué sucedió? No es el propósito de este artículo aventurar respuestas a esta pregunta.
Luego revisando el acta de la casilla 0313 Contigua 1, igual del escrutinio y cómputo de la elección de presidente, los votantes fueron 286 y las boletas sacadas de la urna fueron 296. O sea diez más. Y el acta de la 0313 Contigua 2 dice que votaron 291, pero las boletas sacadas de la urna son 294. O sea tres más.
En este centro de votación hubo en total 15 boletas más que votantes para la elección de presidente. En ninguna de las seis actas transparentadas en el PREP coincide el número de votantes y el número de boletas extraídas de las urnas (igual transparentes).
Es este seguramente uno de los “incidentes menores” de la jornada electoral (no del proceso electoral como tuiteo equivocadamente Leonardo Valdez, Presidente del IFE, el mismo domingo) que se supone en apreciación del mismo, no altera los resultados generales. Y lo que a un observador cuidadoso por lo menos le genera duda. ¿Alguien hizo trampa? ¿Habrá alguna forma (voto electrónico) para evitar estas “trampas hormiga”?
Cómo vemos la transparencia está bien, por lo que nuevamente felicitamos al IFE, pero luego vienen las preguntas incomodas propias de la rendición de cuentas.
Mucho se ha sofisticado la forma en que votamos en México. A pesar de eso las inconformidades principalmente de los partidos políticos siguen existiendo. Nuestro problema, le dijo Daniel Zovatto a Carmen Aristegui es un problema de cultura política no técnico o administrativo en la materia.
Sí, el problema es que la cultura de la trampa construida durante el priismo de más de setenta años en el poder, no alcanza a diluirse totalmente. Y sus resabios no están, desgraciadamente, sólo en el PRI, sino en todos los partidos políticos y en la sociedad entera.
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