AMLO y el “cochinito”…

15 febrero, 2019

Cuando Andrés Manuel López Obrador anunció -este martes- que ningún funcionario público podrá trabajar en empresas privadas durante diez años, después de servir en el Gobierno, muchos partidarios suyos generaron división de opiniones sobre este tema por demás puntilloso.

En su conferencia de prensa matutina, el presidente explicó que ya se mandó a San Lázaro, la iniciativa de «Ley de Austeridad Republicana» que establecerá esa veda. También acentuó que todos los miembros de su Gabinete presentaron ya su declaración patrimonial.

Incluso, agregó «hay que castigar los errores del pasado, pero lo más importante es prevenir los delitos del futuro. Ofrezco disculpa por las molestias que esto ocasiona, pero para acabar con la corrupción hay que exponer estos casos. Ahorren, ya les vamos a dar un cochinito a los nuestros para que vaya haciendo su alcancía”.

Es decir, todo lo que exprese López Obrador, un sector de la ciudadanía se lo cree. Sin embargo, en los hechos hay una abismal distancia con lo que se dice y se hace.

Los pregoneros e hijos de la 4-T, en Tlaxcala y China, navegan en el mar de la equivocación, reman para donde les plazca.

Sobre este tema el periodista, Raymundo Rivapalacio comenta que el discurso de Manuel López tiene la técnica de Joseph Goebbels, el maestro de la propaganda nazi, de repetir una idea hasta que termine incubándose en la mente como una realidad.

«Es un asunto de semiótica”, apunta un agudo observador político. “Todo lo que maneja el presidente son símbolos”, expresa el reconocido comunicador mexicano.

La semiótica, en su definición clásica, es la ciencia que estudia los sistemas de signos que permiten la comunicación entre los individuos.

«Grandes imágenes que han logrado sembrar en el imaginario colectivo son las de los ‘fifís’ para identificar a todo aquello que se opone a los deseos de las mayorías, o ‘conservadores’, que utiliza para referirse a sus críticos o a los disidentes», expone Riva Palacio en una colaboración para el Diario El Financiero.

López Obrador juega todo el tiempo con la palabra corrupción, pero siempre la asocia con los privilegios. “Los mexicanos responden a los privilegios, que les molestan mucho, no a la corrupción”, agregó el observador.

¿Y qué show con Tlaxcala?…

En el estado sencillamente, hay «fifis» y «chairos» de doble moral en la política que se jactan precisamente de tener «moral».

Tanto en el PRI, PAN, PR, PRD, Morena, PES, PANAL, PAC, PS, y PVEM hay de esos políticos pregoneros que precisamente ese valor lo han escondido en el cesto de la basura.

Lo que observamos precisamente en las instituciones públicas y en partidos, es un cinismo para brincar puesto en puesto, y ya lo dijo el presidente Manuel López, son unos «chapulines fifis».

Empero, queda claro que en el discurso el tabasqueño pregona con la bandera de la trasparencia, y en los hechos los hijos de la (…) se sirven como les plazca para saciar su bolsillos.

Ah, y ahora que López Obrador les dé su «cochinito» imagínense nada más. Una mala estrategia del mandatario federal porque los suyos se despacharán con todo.

Las declaraciones patrimoniales…

Según, López Obrador los integrantes de su administración ya presentaron sus declaraciones patrimoniales, sin embargo, le podemos decir que por lo menos dos tlaxcaltecas «mocharon» -dicen por ahí- las mismas. ¿Alfonso Sánchez Anaya y Lorena Cuéllar Cisneros mintieron?…

Y qué decir de los diputados de Morena, solamente una minoría ha cumplido con este principio al cual también se duda si declararon, lo que deberían declarar, valga la redundancia.

Esto dijo AMLO en la Conferencia de Prensa antes de viajar a Badiraguato, Sinaloa: «El poder aturde a los humanos, pero vuelve locos a los (…)». ¿Usted qué opina?…

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