22 agosto, 2017
Nos preguntamos realmente qué comunicará la senadora panista y presidenta de la Comisión contra la Trata de Personas en la Cámara Alta Adriana Dávila Fernández, en la presentación del análisis y evaluación de los informes 2013, 2014 y 2015 de la Comisión Intersecretarial Contra la Trata de Personas en Tlaxcala, si realmente se ha quedado corta frente a este problema.
Hemos visto a una legisladora más en un acto protagónico que realmente luchando porque este fenómeno que lacera a la sociedad tenga un mejor marco normativo en contra de tratantes y queda claro que sus intereses políticos han podido más que consolidar una reforma en dicha ley federal.
En su show ha acusado a otras fuerzas políticas de simular en su política de buscar esa misma gran reforma, pero muchos se pregunta qué ha hecho por el pueblo de Tlaxcala, donde el estigma sobre la trata de personas sigue creciendo en todos los rincones del mundo.
La panista está en la recta final de su periodo como legisladora federal, sin embargo, no hay claros resultados dentro de su comisión y prueba de ello, es que no ha logrado el mínimo consenso con las otras fuerzas políticas en el Congreso de la Unión, para poder avanzar en la añorada actualización de esta ley.
No es a base de sombrerazos mucho menos de discursos incendiarios como se logrará actualizar la ley para el combate a la trata de personas, pues deben emplearse acciones claras por parte de los legisladores y de otras instancias para que en verdad se aplique una ley.
Jamás hemos escuchado una respuesta creíble de aquella «plática amigable» que sostuvo con la mal llamada «Madrina de la Calle Sullivan», aquella mujer señalada de ser madrota en la capital del país, como lo reveló el Diario Milenio.
Tras recibir severas críticas la originaria de Apizaco acusa a las autoridades federales de simulación en este tema, empero, uno se pregunta si realmente todos sus viajes en el interior del país, para difundir los avances -que según ha logrado en la materia- han sido benéficos o solo para saciar su ego.
Lo peor del caso, es que la senadora busca ser diputada federal para llegar a ser gobernadora del estado -en su tercer intento- pero está claro que sus propios demonios han logrado que sus pretensiones y sus sueños más anhelados se frustran en el terreno de lo político.
Es así, como la senadora pretende sorprender a propios y extraños en este tema por demás difícil, pero desgraciadamente toma una bandera electoral. De lo anterior ¿qué opinarán las víctimas de este delito y sus propios familiares?…
• Escribe JAVIER CONDE
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