23 diciembre, 2024
En esta fecha se cumplen tres años de impunidad, sí de plena impunidad, y del olvido de una carpeta de investigación que quedó en los anaqueles empolvados de la extinta procuraduría, hoy Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE).
De nada sirvió denunciar una artera agresión contra mi persona, en ese diciembre de 2021, cuando uno o más sujetos abrieron fuego cuando circulaba en mi automóvil sobre la vía corta.
Simplemente, la ex procuradora o fiscal general, Ernestina Carro Roldán, no investigó mi caso, sencillamente, ignoró una agresión abierta, y que demostré con impactos de bala en mi vehículo.
Es lamentable, que la ex procuraduría terminó su ciclo de vida callando, dejando de investigar no solo mi caso, sino el de muchos otras víctimas, tolerando la impunidad y la violencia de otros.
Hoy, cuando Tlaxcala atraviesa una situación demasiado compleja y sabiendo que el secretario de Seguridad Pública, Alberto Perea Marrufo, admitió que finalmente hay delincuencia organizada en Tlaxcala, la desesperanza ciudadana se acentúa.
Aún cuando la Gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, tiene la mejor de las intenciones de que Tlaxcala, siga siendo una entidad tranquila, la percepción ciudadana dice lo contrario.
Es lamentable que algunas y algunos de sus subordinados le fallen. Tiempo al tiempo.
Mientras que esté en funciones Carro Roldán, le recordaré cada diciembre que fue incapaz para investigar, lo que me ocurrió, y utilizaré mi libertad de prensa y de expresión, para decirle que le queda grande el cargo de fiscal.
Y alzo la voz, y debo expresar que como periodista veo más ejecuciones en la vida pública, que la trata de personas no se detiene, que los ladrones ya roban violentamente, que hay más mujeres y hombres desaparecidos, más delitos aún cuando la fiscalía diga lo contrario.
El gatillo y el dedo que me disparó quizás siga delinquiendo con total impunidad, mientras que la fiscal siga faltando a un principio constitucional de la justicia debe ser pronta, expedita y gratuita.
De lo que estoy seguro que nadie se escapa de rendirle cuentas a Dios, mi principal protector. ¡Bendito sea!…
Gracias al eterno sigo aquí, y seguiré siendo un columnista crítico contra aquel que goce de poder desmedido, y todo aquel cobarde que se refugie en el anonimato.
Nos saludamos en la primera semana de enero, y a todos mis lectores disfruten una linda Navidad, y que el Año Nuevo sea de bienaventuranzas para sus seres queridos y ustedes.
¡Un abrazo sincero!…