11 noviembre, 2024
Un nuevo trágico fin de semana se vivió en la entidad, donde la Fiscalía General de Justicia (FGJ), prefirió callar -como es su costumbre- antes que informar a la sociedad como es su obligación.
De plano, esa dependencia va de mal en peor, o quizás es tanto el trabajo que tienen de atender asesinatos, lesionados, atracos a mano armada, y por eso su vocería no sabe qué hacer.
Desde la llegada de Augusto Ramírez, a la jefatura de Comunicación Social de la FGJ, ha caído en la desfachatez de no informar sobre delitos de alto impacto, y solo se limita a emitir comunicados plagados de errores en redacción.
El discurso oficial no cambia, el Gobierno de Tlaxcala sigue afirmando que la entidad es segura ¿Para quién? ¿Para aquellas y aquellos que utilizan escoltas y automóviles blindados?
Tan solo el saldo de este fin de semana fue de una mujer y tres hombres sin vida, tres más lesionados y un atraco a comensales por un comando armado en un restaurante capitalino.
Llegará el momento, que ese mismo discurso oficialista no le creerá nadie, porque sencillamente las ejecuciones al estilo del crimen organizado, y la violencia desatada no la podrán esconder más las propias autoridades.
Lo que pasó en Nanacamilpa, la madrugada del domingo donde una mujer y un hombre fueron atropellados por la ex pareja sentimental de Alejandra N. de 22 años, es el síntoma de la descomposición del tejido social.
Asimismo, en la madrugada del sábado nueve de noviembre, en el municipio de San Pablo del Monte, fue encontrado un masculino sin vida, y sus restos yacían en bolsas de plástico.
Otro caso lleno de horror fue lo que ocurrió -ese mismo día- en Calpulalpan donde individuos a bordo de una motocicleta hirieron a balazos a un sujeto en la colonia Francisco Sarabia.
Más tarde, el mismo síntoma del miedo ocurrió en el estacionamiento de la Plaza Apizaco -ubicada en “La Ciénega”-, donde un sujeto apodado “El Lobo” fue ejecutado.
Queda claro que el alcalde abarrotero, el que prometió mayor seguridad, y que ahora se queja al mismo estilo que el señor López, el que afortunadamente dejó de ser presidente de México, no sabe gobernar o de plazo se hace wey.
Y otro que se hace wey, es el alcalde de la capital Alfonso Sánchez a quien apodan -en el círculo político- como “El Pañalón”, de plano se ha visto rebasado por la inseguridad.
Durante su gestión han sido asaltados comercios a mano armada; el último caso fue en el restaurante “El Pescador” , ubicado en la comunidad de Tepehitec donde trece comensales fueron despojados de sus pertenencias a punta de pistola.
Según, los presuntos delincuentes iban disfrazados de meseros, mientras que el presidente municipal echaba rostro en la segunda corrida de toros de feria.
Es una vergüenza que “El Abarrotero” y “El Pañalón” prefieran andar en su vida social que ponerse a diseñar estrategias, para contener la inseguridad en dos municipios clave.
Ese rojo sábado, otro hecho violento sucedió en el municipio de Ixtacuixtla, donde padre e hijo fueron atacados -con armas de fuego- por sujetos en la comunidad de Atotonilco.
Los dos fueron trasladados rápidamente al Hospital General IMSS-Bienestar de Tlaxcala, de San Pablo Apetatitlán, y minutos después Antonio N., murió.
Se sabe que directivos de ese Hospital pidieron la ayuda de fuerzas federales -de militares y marinos- pues temían a que los mismos sujetos agresores fueran a rematarlos.
Una de pregunta para Alberto Perea Marrufo, actual secretario de Seguridad Pública: ¿A poco se la cree o le hacen creer que Tlaxcala, es el estado más seguro del país?… ¿Su renuncia al cargo cuándo la hará efectiva?…
La segunda pregunta es para Ernestina Carro… ¿pensó que era lo mismo ser juez que fiscal?… ¿Por dignidad debería dimitir al cargo? Sostengo que a ambos funcionarios les quedó grande la silla.
Pobre de Tlaxcala, tan lejos de Dios, y tan cerca de la inseguridad.
Seguramente, Perea y Carro dirán que fueron hechos aislados, ese mismo discurso podrido de administración en administración.
¡Buen inicio de semana!…