07 octubre, 2024
Vaya show, qué show dio lo que queda de la familia panista de Tlaxcala, y como lo adelanté en una anterior entrega el acto de ayer se convirtió en una cena de caníbales azules.
Una escena lastimosa observó la ciudadanía cuando la militancia del partido más “doctrinario” dirimió sus diferencias a gritos, con el uso de pintura y hasta con extintores.
Mientras otros serviles le rendían culto al reyecillo politiquero y de pacotilla, cuyo nombre no recuerdo, a fin de que llegara a la dirigencia estatal panista, utilizando viejas artimañas, y promesas que no cumplirá tarde o temprano.
Con razón Morena está encumbrado como instituto político porque lastimosamente siguió lo pasos de ese hegemónico PRI, el del verticalismo.
¿Julio César Hernández Mejía de que se queja?… si fue parte del plan para que ese politiquero de San Pablo Apetatitlán impusiera -en su momento- a su esposa Miriam Martínez, como líder estatal y ahora diputada local.
Ayer domingo mujeres y hombres panistas, finalmente, del mismo clan se exhibieron y dieron su mejor rostro al disputarse la presidencia de Acción Nacional en Tlaxcala.
Dificilmente, las y los quejumbrosos lograrán algo en los tribunales, y lo único que buscará el rey de pacotilla será negociar con el Gobierno del Estado, lo que tenga que negociar políticamente a través de su esposa.
Y la otra es que en 2027, seguramente, se apoderará de una diputación local o federal, como ha sido la deleznable costumbre de los últimos dirigentes del panismo tlaxcalteca.
Un canibalismo que se repite en el PAN, hoy convertido en un partido político de quinta, así lo muestran sus números electorales.
Por cierto, ¿de qué lado llevaron más golpeadores y guaruras?… El rey de pacotilla demostró, una vez más su intolerancia.
¡Buen inicio de semana!…