¡El adiós!… Un inevitable adiós marcó la gira de Andrés Manuel López obrador por Tlaxcala

14 julio, 2024

La visita del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador sonó, supo como a una despedida. El adiós. Un inevitable adiós.

Su arenga estuvo cargada de emotividad, de nostalgia, de buenos deseos para la mujer a la que le entregará el poder en 76 días.

Atrapado en su melancolía recordó cada uno de esos pasajes por Tlaxcala, en ese antaño de lucha política e ideológica, hasta esa Navidad de 1991, que pasó en esta tierra, la que le dio pan de fiesta, cobijo y amor sincero.

Recordó la “marcha del éxodo”, después de que no se reconoció el triunfo de la oposición en el estado de Tabasco.

“En una elección nos hicieron fraude, no querían respetar nuestros triunfos, por primera vez se ganó en Cárdenas, Macuspana, Nacajuca, pero fundamentalmente en Cárdenas, y no querían reconocer el triunfo”, relató.

Su grado de felicidad estuvo al máximo, desde que llegó y hasta que se fue del municipio de Yauhquemehcan.

Ahí, realizó una evaluación en el rubro educativo con sus funcionarios.

En su prometida gira del adiós, el político que comulga con el ideal de Francisco I. Madero fue sensato y envolvió a su propia nostalgia a la gobernadora Lorena Cuéllar, que le deseó larga vida al presidente.

La mandataria fue elocuente en sus palabras para el tabasqueño, próximo a jubilarse como lo ha prometido e irse a Palenque, Chiapas.

Las lágrimas de la jefa del Ejecutivo Estatal, casi al borde. Sus ojos estaban repletos de añoranza, de los pasajes del habitante privilegiado de Palacio Nacional.

Las pudo contender y evitar un río en sus mejillas frente a sus invitados.

López Obrador, se mostró agradecido -una y otra vez- con Tlaxcala por esos triunfos electorales del pasado.

Es una figura tan querida en esta tierra que se sinceró con sus Amlovers porque dijo “mi pecho no es bodega”.

Andrés Manuel, fue en 2019, una de las 100 personas más influyentes del mundo, de acuerdo con la revista estadounidense Time.

“La Plaza del Huehue” la hizo retumbar de aplausos, de porras, de vivas, de bienaventuranzas, de elogios en esos 15 minutos que habló.

Más allá de un discurso político -el creyente de que primeros los pobres- expresó su total franqueza antes de que ya no sea el hombre más poderoso de México.

Hizo mención que siempre les dijo a los necesitados que agarraran lo que les ofrecían los candidatos: “tinacos, pollos, patos, chivos, puercos, cochinos, marranos y cerdos”. “Esa mafia del poder”.

La palabra “contento” la repitió más de diez diez veces.

Lo inevitable es que su paso es más lento, su figura más encorvada, pero su popularidad le provocó una severa tunda a lo que él califica como “conservadores”.

Mientras que una menor de unos siete años subía al templete, vestida de azul, gris y vivos blancos, se acercaba a Claudia Sheinbaum, y le entregaba una carta.

La próxima presidenta la sentó junto a ella, parló con la infante unos minutos sin que la gobernadora lograra escuchar esa conversación tenida por secreta.

Lorena Cuéllar, se quedó parando la oreja y sonriendo.

El aún presidente tampoco se cansó de repetir que Sheinbaum Pardo, es una mujer excepcional, de hierro y oro.

Elogio tras elogio, finalmente vituperio. También destacaron el trabajo y liderazgo de Lorena Cuéllar.

“No estamos todas”….

Entre la concurrencia aparecía una cartulina color verde que decía: “¡No estamos todas, nos falta Fer!”…

Tres mujeres levantaron ese mismo pliego de papel, durante todo el acto oficial, de esa Alerta Amber con el nombre de María Fernanda Valdés Méndez.

Mujer de 16 años desaparecida apenas el pasado 13 de julio de 2024, en ese mismo municipio donde su alcaldesa de Morena, María Anita Chamorro, fue abucheada por la concurrencia.

Y cuando se entonó el himno nacional, una de esas féminas nunca dejó de cantar esas estrofas, ese coro impecable.

En tanto, que sus manos apretaban cada vez más fuerte esa misma cartulina en señal de desesperación y de impotencia.

Para la autoridad, pasó desapercibido su doloroso clamor, esas aterradoras horas de un interminable sufrimiento de una familia. ¿Dónde estás Fer?… ¿Dónde?…

Los interminables halagos…

Y así fueron las palabras, los discursos cargados de halagos tanto de Andrés para Claudia, de Claudia para Andrés.

El fundador de la 4-T y su sucesora destacaron dos aspectos:

El primero, que en más de 500 años, desde la época de la conquista, México jamás había habido una mujer presidenta, hoy la hay, dijo contento López Obrador.

“Ya le entregué el bastón de mando, y el 30 de septiembre el poder”.

El segundo es que Sheinbaum, lo calificó como el mejor mandatario en la historia de nuestro país.

Nutrieron sus propias alabanzas, sus propios egos, antes de que se consuma la transición del poder.

¡Feliz!… ¡Contento!… Son las dos palabras que el presidente de este país repite continuamente, después de ese dos de julio.

Su razón, su motivo, su sentimiento lo compartió con mujeres y hombres.

Al propio Jefe del Ejecutivo Federal, el desgaste propio de su gobernanza no le ha hecho mella, se retirará de la escena política y social con una popularidad cercana al 60 por ciento, según los sondeos.

Y más aún con unas elecciones en las que su sucesora ganó con una aplastante victoria que ha dejado a una oposición resquebrajada.

Los hombres del presidente…

Antes de terminar su predicamento mencionó a tlaxcaltecas que trabajan y han trabajado en su administración. A sus amigas y amigos. A sus aliadas y aliados. A las y los que han cambiado de camiseta. A los traidores del PRI.

Ahí, mencionó a José Antonio Álvarez, a Marco Antonio Mena Rodríguez, a Alfonso Sánchez. Los tránsfugas del Revolucionario Institucional.

Además, de Ana Lilia Rivera, de Oscar Flores, de Carlos Martínez y de Roberto Salcedo. La y los tlaxcaltecas al servicio del presidente.

¡Gracias!…

El libro de López Obrador, titulado ¡Gracias!… se vendió como pan caliente, pero muchos Amlovers se quedaron con el deseo de un autógrafo, por más que le gritaron al presidente. Éste los ignoró.

Olvidó ya el acercamiento con su fanaticada.

Por fin, terminaba un evento masivo y con él los buenos deseos.

Así fue el final de una gira de trabajo, quizás no sea la del adiós, quizás pueda haber una más en dos meses y medio por Tlaxcala.

Lo real, es que marcará el final de un camino para él, y el principio de otro para ella. Hoy el presidente y su sucesora estuvieron aquí. Todo transitó entre halagos y parabienes.

Sin embargo, está claro que tiene motivos para estar feliz, pese a que otro sector de la población lo califica como un “dictador”, de esas palabras duras de sus propios adversarios.

Son excepcionales las carretadas de admiración para el mexicano, pero también hay razones para quererlo o no.

Todo está pactado entre Claudia y él. Ella recibirá, la banda presidencial, se abrirán dos caminos en un México de claroscuros, en un país vulnerable.

Ella será la primera presidenta en la historia de México, y él ya sin el poder, sin la Silla del Águila, un ciudadano igual que los demás.

Sí, igual que los demás.

Crónica: Paco Conde | Foto principal: Gonzalo Pérez.

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