13 marzo, 2023
• También llamada la fiebre del heno.
• Se agudizan los cuadros alérgicos y asmáticos.
El doctor Edgar Lezama Jiménez, coordinador de Vigilancia Epidemiológica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tlaxcala, señaló que la rinitis alérgica es el resultado de una reacción inflamatoria mediada por la inmunoglobulina E, con grados variables de inflamación nasal, es una respuesta de hipersensibilidad a un alérgeno inhalado.
La rinitis alérgica se caracteriza por estornudos, congestión nasal, prurito nasal, rinorrea, prurito ocular, lagrimeo e hiperemia conjuntival, y se puede clasificar de acuerdo con su presentación en el tiempo (estacional, perenne o episódico), de acuerdo con la frecuencia de los síntomas (intermitente, persistente o episódica) y con su severidad (leve, moderada o severa).
El especialista señaló que las alergias aparecen cuando el sistema inmunitario reacciona de manera incrementada, como una respuesta autoinmune ante elementos externos de origen biológico por pérdida de la tolerancia a sustancias extrañas llamadas alérgenos.
“Los alérgenos son proteínas que pueden viajar vía aérea por medio de partículas, lo que incluye heces fecales de ácaros de polvo, polen, el veneno de abejas, partículas de cucarachas, la caspa de las mascotas o epitelio de animales y de algunos alimentos”, detalló el especialista.
La fiebre del heno, también llamada rinitis alérgica, puede ocurrir de manera estacional o durante todo el año y puede provocar cuadros semejantes a los de una gripe como son: estornudos, picazón en nariz, en los ojos o el paladar; escurrimiento nasal o nariz congestionada; ojos llorosos, irritados o hinchados (conjuntivitis) y dermatitis atópica (resequedad de la piel), que generalmente se producen por la inhalación del polen.
“Cuando una persona tiene una alergia, su sistema inmunitario produce anticuerpos que identifican a un alérgeno en particular como dañino, incluso si no lo es, y cuando entra en contacto con el alérgeno, la reacción del sistema inmunitario puede hacer que la piel, los senos paranasales, las vías respiratorias o el aparato digestivo se inflamen”, señaló Lezama Jiménez.
La gravedad de las alergias varía según la persona y puede ir desde una irritación menor hasta anafilaxis (una situación de emergencia potencialmente mortal). Si bien la mayoría de las alergias no tienen cura, los tratamientos pueden ayudar a aliviar los síntomas.
“Es importante elegir la estrategia más adecuada para un tratamiento, ya que aproximadamente de 10 a 20% de la población mundial sufre de Rinitis Alérgica, que es la causa más común de congestión nasal reversible, además en los últimos años la prevalencia de Rinitis Alérgica ha ido en aumento de forma considerable”, subrayó el coordinador.
Detalló que desafortunadamente, no existe una cura para la Rinitis Alérgica, pero existen múltiples opciones de tratamiento, que incluyen fármacos vía oral, sprays tópicos, e inmunoterapia con alérgenos, la cual es el único tratamiento capaz de cambiar la historia natural de la enfermedad al modificar la respuesta inmunológica del paciente que sufre de alergias respiratorias.
Con la llegada de la primavera, se generan más pólenes que son transportados por los vientos y se intensifican los padecimientos alérgicos, provocando un alza en las consultas médicas, y en muchas ocasiones los pacientes suelen confundir los síntomas con afecciones en vías respiratorias como la gripe.
“Si bien el impacto es mayor en vías respiratorias, una reacción alérgica se puede diferenciar de un cuadro infeccioso, debido a que no se presentan síntomas febriles, no obstante el riesgo es que los pacientes con alergia y asma se compliquen con procesos de infección respiratoria, como la sinusitis”, señaló.
Ante cualquier situación alérgica, es recomendable acudir a la Unidad de Medicina Familiar (UMF) de su adscripción, para una primera valoración y determinación del tratamiento a seguir y evitar la automedicación. Ante síntomas de gravedad deberá acudir al servicio de Urgencias del hospital más cercano.