03 enero, 2023
Para algunos mandos y trabajadores de confianza los relevos que se realizaron en la SEPE-USET, representan intranscendencia, una rotación normal que se dio ayer dentro de la dependencia más grande del Gobierno del Estado.
Sin embargo, para otras y otros, es una llamada de atención para aquellos que creen que sus ínfulas, sus palancas y hasta sus compromisos de campaña tendrán que imponerse en el presente sexenio.
De los relevos hechos ayer hay varios que creyeron que eran intocables, que tenían una bendición eterna y más aún que su amistad con la Gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, las y los hacia todo poderosos. Ese disparate se les acabó.
Presumían y decían que rondaban por los círculos del poder, por esos pasillos donde los privilegiados caminan, y poco les duró el gusto. Dejaron de ser y ahora volverán a ser provincianos como los demás.
Lo cierto, es que los cambios en las diversas áreas del Poder Ejecutivo, se han dado, y seguirán como parte de un ajuste normal, pero lo que llama la atención es que esos relevos no son reacomodos políticos de cara a 2024.
Sencillamente, todas las renuncias y destituciones han sido porque cuyos titulares no han entendido la esencia de este proyecto gubernamental, y han dejado de entregar resultados.
Su propio protagonismo y su desmedida hambruna personal los ha llevado a fracasar al frente de una institución o área del Gobierno de Tlaxcala.
Hay integrantes del Gabinete que aún creen que tienen la vara alta con la Gobernadora; sin embargo, intuyo que serán las y los primeros que desfilen en los primeros meses del año.
Insisto, no para ser candidatas y candidatos, sino para que vivan su propio calvario fuera del presupuesto. Sus propios errores de operación, de ambición y de falta de compromiso los irán pagando.
Empero, también veremos a las ungidas y ungidos que vayan en busca de un cargo de elección popular, y que en ese mismo rol midan su popularidad abrazada de la 4-T.
Creo que varios funcionarios pagarán sus propios yerros por hablar mal de la actual administración, y más aún porque su soberbia peca y seguirá pecando.
Un alto funcionario me confió que “Lorena Cuéllar quiere resultados, no halagos”. Tiempo al tiempo.
¡Nos leemos mañana!…