02 enero, 2023
El término de 2022 y el inicio de 2023 fue accidentado en el estado. Percances, violencia y una explosión marcaron la pauta entre ambos ciclos, uno que terminó y otro que comienza.
Lo anterior, no solo debe ser un llamado para las autoridades en sus tres niveles sino para la propia ciudadanía a fin de que hagamos conciencia de que debemos cuidarnos, que debemos hacer actos de prevención diarios.
En el año que tiene apenas dos días, no debemos ser fatalistas, mucho menos los medios de comunicación actuar con sensacionalismo menos con amarillismo.
Dos ejecuciones en distintos lugares de Tlaxcala, riñas y accidentes automovilísticos, así como una lamentable explosión dentro de una vivienda en Panotla marcaron la pauta, pero deseo hacer énfasis ¿Cómo la ciudadanía nos cuidamos y convivimos?… ¿Cuáles son nuestros límites?…
Por ello, considero que la propia autoridad no es la responsable de nuestros actos, mucho menos de nuestras decisiones, pero sí está en ellas fortalecer y endurecer sus acciones, a fin de evitar el aumento en los delitos y desgracias en la vía pública.
Insisto no debemos asumir una actitud fatalista frente a la nota roja, sino como sociedad entender que debemos cuidarnos, convivir sanamente y también revisar nuestros hogares, la principal el sistema del gas y de electricidad.
Preocupa que haya padres de familia que sean quienes compren cohetes (casi bélicos) peligrosísimos para cumplir un capricho, un gusto a sus hijos. ¿dónde queda su responsabilidad?… ¿Por qué exigir a la autoridad y cuerpos de emergencia de que lleguen en un santiamén cuando ocurre una fatal desgracia?…
Considero que fortalezcamos nuestra cultura y educación de protección civil, y de seguridad por ustedes, por todas y todos.
Es mi primer columna del año, y aprovecho el espacio para desearles lo mejor, y que en 2023 se cumplan todos sus objetivos. Por mi parte les deseo mucha salud y prosperidad.
¡Nos leemos mañana!…