Periodistas agredidos: Un camino, sin justicia

19 diciembre, 2022

El fin de semana me solidarice con el comunicador Ciro Gómez Leyva, por el cobarde atentado que sufrió, además demandé a la autoridad justicia contra aquellos periodistas que hemos recibido balazos y no abrazos.

Hoy retomo el caso en mi espacio de opinión, porque para algunas instituciones como la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), solo basta que abrir una carpeta de investigación, y luego mandarla a los anaqueles del olvido.

Incluso, para organizaciones de periodistas también queda en ese mismo olvido este tipo actos, y buscan solamente un protagonismo innecesario.

El recibir balazos en plena marcha de un automóvil, es complicado, resulta difícil de descifrar el miedo, y que hasta el más valiente siente en ese “minuto loco”, como dicen los militares en el campo de batalla. Salí ileso de al menos esas cinco detonaciones por arma de fuego que escuché esa noche.

Y a poco más de 365 días de dicha agresión la procuradora General de Justicia, Ernestina Carro Roldán, ha guardado un silencio eterno. ¿Por qué?…

Dos veces le expuse mi caso y solo se limitó a preguntar la fecha y el número de la propia carpeta de investigación. Jamás el Ministerio Publico de la causa me volvió a citar. ¿Por qué tanta indiferencia?…

Es cruel, me agredieron, y todo sigue igual. La impunidad reinando, y la justicia terrenal perdida. ¿Y las cámaras del C-4 jamás captaron nada?…

Y no dudo que la respuesta de la procuradora sea que derivado de un “problema personal”, se suscitó el hecho, esas descargas de una pistola .9 milímetros. Ese cuento ya está muy trillado.

Una ojiva que quedó dentro de una llanta trasera de mi carro así lo demuestra, pude ver de qué arma me dispararon… ¡Yo no tengo enemigos mucho menos rivales!… Camino por la vida con mucha tranquilidad, señora procuradora.

Mi automóvil sigue con esas perforaciones de balas arteras y ahí seguirá ese mural de la impunidad, y no serán cubiertos hasta que sean localizados aquellos sujetos que atentaron contra mi vida sobre la vía corta Chiautempan-Puebla.

A los periodistas que hemos sufrido diversas agresiones solo nos queda alzar la voz, escribir con puño y letra que la autoridad judicial haga su trabajo. Es lamentable que en México y Tlaxcala, la justicia siga extraviada.

Durante casi seis años estuve bajo en el Mecanismo de Protección a Periodistas, dependiente de la Secretaría de Gobernación Federal, por amenazas y ataques cibernéticos a mi portal de noticias ÍNDICEMEDIA, y todo quedó ahí, con muchas interrogantes y ninguna respuesta. Es así cómo funcionan las cosas en este país.

De los balazos recibidos analizaré qué acción legal seguiré por acciones claras omisión de la PGJE, el camino ya me lo sé para seguir luchando por encontrar justicia, ya me sé esos caminos ásperos, para llegar a la capital del país, y hacer que mi sentir, mi inconformidad sea tomada en cuenta.

Lo mío no es protagonismo, sino dejar en la memoria colectiva que un verdadero periodista, es el contrapeso de aquellos cobardes que tienen el poder y que se refugian en el anonimato para jalarle el gatillo a una arma de fuego. La información publicada y sustentada pesa.

Y qué decir en el Congreso del Estado, sigue “durmiendo el sueño de los justos” la iniciativa para crear la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas que envió el Ejecutivo. ¿Hasta cuándo?…

Hoy dedico este espacio a los periodistas que han perdido la vida por razones estrictamente profesionales, ya no pudieron alzar la voz, ya no pudieron escribir la palabra ¡Justicia!…

¡Un réquiem por todas y todos mis colegas asesinados!… ¡Siempre de la mano de Dios!…

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