Hablemos de mujeres, y elecciones

12 febrero, 2021

Ante el pronóstico de propios y extraños, dos mujeres con poder político lograron unirse, sin embargo ¿habrá lealtad y compromiso político para llegar hasta el final de una contienda, por demás complicada?

Anabell Ávalos Zempoalteca y Minerva Hernández Ramos, se fusionan a
electoralmente, y el mensaje que mandan es motivo de análisis.

La candidata de Unidos por Tlaxcala, logra convencer a la panista quien antepuso un interés personal por uno supremo.

Sus adversarios políticos siempre pensaron que esa conjunción jamás llegaría, pero ante un arreglo político la priísta y la panista aparecen para dar cabida a una fotografía por demás histórica.

Más allá de un elogio y que por cierto algunos «críticos» vasallos andan desatados contra este columnista por ser analítico más que ellos, pero con objetividad periodística es importante reconocer que dos mujeres se pusieron de acuerdo, difícil pero cierto.

El mensaje que manda la alcaldesa capitalina con licencia al cargo, y la actual senadora de la República, nos habla de que impulsan una nueva forma de hacer política. ¿Sin simulaciones?…

Anabell tendrá la obligación de encabezar una coalición también histórica por aquello de que el PRI, PAN, PRD, PAC y PS, se unen al igual que sus ideologías e intereses.

Mientras que Minerva asume la coordinación general de campaña, un reto de alto nivel, y que tendrá un solo objetivo que es ganarle a Morena, y a sus aliados.

Un caso distinto…

En el caso de Lorena Cuéllar Cisneros, no ha dado pie de unir a Dulce Silva Hernández, y a Ana Lilia Rivera Rivera. Y vaya que los lorenistas han minimizado a ambas mujeres con carácter.

De fusionar a ambas, la actual diputada federal con licencia daría un paso sólido en su pretensión de gobernar Tlaxcala.

Ella le apuesta a ganar con el arrastre de Andrés Manuel López Obrador, con la investidura presidencial.

Obviamente, con su estructura, con la militancia decidida a seguirla y con un sector de la sociedad que votará por Morena, aún cuando sabe que ha dejado en el camino a cantidad de ofendidos.

Dos fotografías quedarán para la historia, dos imágenes que obligan a pensar distinto, pero en los hechos hablan de que el poder político puede ceder o bien convertirse en enemigo.

Los claroscuros…

En el PAN, dos mujeres Adriana Dávila y Minerva Hernández, cedieron con todo y su ego, en su ideal de buscar ganarle a Morena, con la suma de sus propias fortalezas.

Un ejercicio difícil para ellas, pero ahí queda este basto recuerdo; en el caso de Lorena Cuéllar, ¿podría anteponer su cerrazón para limar asperezas?

Podría ser, siempre y cuando deje que las malas influencias decidan sobre ella.

La mujer morenista tiene la capacidad política para hacerlo, pero sus paladines la mantienen entretenida con sus formas, mañosas y perversas de generar encono.

Sería una buena radiografía ver que Lorena Cuéllar, Dulce María Silva y Ana Lilia Rivera, posaran con el símbolo de la 4-T, pero será difícil ver ese momento.

Ana Lilia le apuesta a la repartición «justa» de candidaturas a otros cargos de elección popular, y veremos si su poder político dentro de Morena, es basto como tanto presume.

De Dulce María, parece que tiene sus sueños puestos en el PES; en una candidatura a una diputación federal por la vía pluriminal.

Es tiempo de mujeres, es tiempo de definiciones.

Es tiempo de ellas, y quien sea más humilde, más sensata, pero sobre todo audaz ganará.

Visita presidencial…

En un momento electoral llega el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador a Tlaxcala. Ya analizaremos el impacto político, y el arrastre del mandatario.

¿Vendrá a poner orden en Morena o bien a seguir apapachando a Lorena Cuéllar? Este tipo de visitas no es casual, en muchas ocasiones se dan para levantar la popularidad de candidatas y candidatos.

Simulaciones…

¿Qué personajes priístas se han puesto a la orden de Lorena Cuéllar?

Dicen que son otros más afines a Beatriz Paredes, y de gente muy cercana al Gobernador Marco Mena. Temporada de «chapulines» y de traiciones.

«Ah bárbaros, se les da estar bien con Dios y con el Diablo», dijera un amigo periodista.

Tiempo al tiempo…

Escribe Javier CONDE

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