¿Y que esperaban? De la CNDH…

14 septiembre, 2020

Primogénita de una de las mujeres más emblemáticas de la izquierda mexicana, su madre María del Rosario Ibarra de la Garza, mejor conocida como Rosario Ibarra de Piedra, una mujer coahuilense formada en los sótanos de la lucha social y de la represión de los 60`s y 70`s, su nombre es sin duda de respeto y admiración.

Ante la pérdida de su hijo, su lucha ha sido de constancia. La desaparición forzada, la amnistía, la huelga de hambre y todo aquello que simbolice la lucha contra la impunidad y la injusticia han sido sus banderas de lucha.

Diputada, Senadora y Candidata Presidencial, son cargos que ha ostentado con gran decoro y huella indeleble a su paso. Su lucha no distingue entre su paso por la sociedad civil y el ejercicio político, su voz siempre respetada, y sus consejos han servido para hombres que hoy dirigen los destinos de este país; Obrador, Muñoz Ledo, Cárdenas, Pablo Gómez o Encinas. Viejos o contemporáneos como los Monreal, Batres Guadarrama, Mario Delgado, en fin, todos le deben la admiración y el respeto, porque su lucha que inicio ayer, hoy los tiene en la cúspide del poder Ejecutivo y Legislativo. ¿Guste o no?

Lo anterior viene a colación, por la crisis de legitimidad por la que está pasando la CNDH y su titular la Ombudsperson Rosario Piedra Ibarra. Cuestionada desde su arribo a esta institución, por no cumplir con los requisitos de elegibilidad, con un procedimiento legislativo viciado de origen, sin reunir el voto legislativo requerido y presunciones de fraude en su elección, a final de cuentas fue impuesta en el cargo.

Su afinidad con el partido en el poder en turno, hicieron que todo fuera exonerado, e incluso su arribo a dicha institución fue como un reconocimiento a la lucha que habían emprendido las victimas de personas desaparecidas en este país, cuya pionera fue su señora madre.

Hasta ahí, todo bien. Lo que no se puede concebir es que las dinastías políticas de la sociedad mexicana, piensan que el ejercicio político puede ser algo heredado, de casta en casta, de linaje en linaje. Algo que puede ser transmitido vía sanguínea, y que llevar el apellido es garantía de hacer las cosas bien al igual que los progenitores.

Y así hemos visto cada situación engorrosa que el pueblo noble y sabio tiene que pagar, y esta ha sido una disyuntiva de cualquier partido del color que sea, que al asumir el poder se extravía y saca a relucir sus visos de autoritarismo.

Hoy la CNDH, vive una de sus peores crisis de legitimidad en su historia. Y eso que ha vivido varias en anteriores administraciones…

Acusada de omisión, colectivos feministas y madres de víctimas de la violencia, tomaron el edificio de esta institución, situado en el centro histórico de la capital del país, donde exhibieron que al interior habían encontrado alacenas de alimentos rebosantes y cortes finos de carne, que contrastan con el discurso de austeridad que la titular ha utilizado desde su llegada a esta Magistratura Moral.

Los disturbios y el encono que impera en el país, han salido a relucir, como la quema de enseres, y la pinta de retratos de personajes históricos de este país. Lo que solo abona a la polarización que cada día está más álgida.

La toma de más instituciones defensoras de derechos humanos en otras entidades, habla de que el sistema no jurisdiccional de DH, está fallando. Es un tema que empieza desde sector central, `pero que se replica en las entidades, y que pone en entredicho la labor de la Magistratura Moral en la que deben convertirse sus titulares, su poder de convencimiento, su persuasión para disuadir y dar resultado a los problemas de los sectores vulnerables, simplemente no está teniendo los efectos esperados.

Algo está mal, y urge remediarlo. No es un tema de conservadores o de liberales, de chairos o fifís, de izquierda o de derecha. Es un tema donde la dignidad humana esta dolida por la corrupción y la impunidad, vamos está herida por los mismos discursos y las mismas consecuencias de siempre.

Ojalá los Ombudsman o Ombudsperson de este país, no se extravíen y tengan la estatura moral para hacer frente a las problemáticas, que los sectores vulnerables padecen día a día. ¿Sino quién podrá ayudar a la sociedad mexicana?

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