Enfoque DH: La historia es cíclica

04 mayo, 2020

La historia nos relata como las grandes emergencias sanitarias que ha padecido la humanidad, han traído cambios cruciales en las relaciones humanas, así como en los sistemas políticos y económicos, para bien o para mal; según la lección que queramos tomar.

En los albores del año 541 después de Cristo, la humanidad padeció una terrible enfermedad que después se conocería como la “plaga de Justiniano”, entre cinco mil a diez mil personas a diario eran víctimas que pasaban a formar parte de la estadística de la mortalidad; los historiadores predicen que esta plaga cobro la vida de aproximadamente cuarenta millones de personas. Al final esta epidemia se convirtió en la tumba del imperio romano de aquellas épocas.

A mediados del siglo XIV, el continente europeo sufrió los embates de la peste negra, un virus letal producido por las ratas y trasmitido vía zoonosis a los humanos. Cerca de cien millones de muertes cobró esta pandemia en Europa, Asía y África.

Esta plaga terminó colapsando al sistema económico medieval. Dejando a su paso: hambre, pobreza y una notoria desigualdad social y económica. Más de cien años le tomó a la humanidad recuperarse de este certero golpe moral.

Otro dato importante en cuanto a emergencias sanitarias es la mal denominada “gripe española”, en los años de 1918. La historia nos dice que fue en Estados Unidos donde se dio el primer brote; sin embargo, fue en España donde el virus mutó y se propagó, lo que la convirtió en el epicentro de la epidemia, cerca de cincuenta millones de vidas dejó a su paso esta estela de muerte.

Las consecuencias económicas fueron desgarradoras. Se estima que dejó más muertes este virus que la primera guerra mundial, pues cerca de la mitad del globo terráqueo se infectó. Pero, ante todo, dejó una cultura de miedo y depresión en la humanidad.

En pleno siglo XXI, parece que la cosa no ha cambiado mucho. El mundo se apanica ante un virus que nadie sabe a ciencia cierta de donde o como nació, pero que ahora tiene paralizada a la economía mundial. Incluso, las teorías de la conspiración nos indican que fue generado en un laboratorio de origen chino, según el propio dicho de Donald Trump. Con el paso del tiempo la historia develará la verdad.

En el Estado mexicano sin una rectoría definida ante la emergencia sanitaria decretada por el corona virus Covid-19. Cada Entidad, cada Municipio hace lo que puede para enfrentar la pandemia y tratar de evitar el contagio masivo.

La autoridad máxima en materia sanitaria es el Consejo de Salubridad General, quien tiene la facultad constitucional de dictar las medidas o acciones extraordinarias que eviten que Covid 19 siga propagándose. En realidad, las medidas que ha dictado no han estado a la altura del problema que se tiene enfrente.

Un reciente informe de la Subsecretaria de Derechos Humanos de la Secretaria de Gobernación, nos dice que 340 municipios de 15 estados de la Republica, han impuesto sus propias medidas sin contar con la facultad constitucional para restringir la libertad de tránsito, de reunión o asociación.

Desde medidas como la ley seca, el uso obligatorio de cubre bocas, el no circula, cordones de seguridad sanitaria para accesar a determinados territorios y comunidades, sanciones administrativas, como el arresto o la multa a quien haga caso omiso, son algunas de las medidas tomadas al libre albedrío por las autoridades locales o municipales.

Lo anterior, viene a colación debido a que aproximadamente mil millones de personas viven confinadas en el mundo por covid 19. En México somos cerca de 127 millones de habitantes, según estimaciones del INEGI y donde solo el 35% de la población cumple con las medidas de confinamiento decretadas por la autoridad sanitaria. Lo cual nos debe poner en alerta.
Leer y repensar la historia nos invita a la reflexión.

El confinamiento para unos es un privilegio como lo digo el embajador ante la ONU Juan Ramón de la Fuente, claro, si es que tienen su salario asegurado. Para otros esta medida se ha convertido en una mera desgracia, cuando sus ingresos son por otras vías y que ahora por tal situación están siendo mermadas.

El panorama que se avecina es desolador; pasaremos del virus de la enfermedad, al virus del desempleo, del desabasto, de la recesión económica, de la inseguridad y de la depresión moral.

Ojalá esta etapa sirva para formar ciudadanos conscientes y no consumidores. Ciudadanos que vean el 2021, como una oportunidad para dejar a un lado el populismo y las falacias políticas, recuperemos la sensatez por el bien de México y de nuestro Estado. ¡Ojalá!

Escribe Francisco Mixcoatl ANTONIO

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