Bolívar Vasco, el torero que adoptó a Tlaxcala como su tierra murió por COVID-19

16 abril, 2020

El coronavirus se ha cobrado la primera víctima de la familia taurina de México, el matador Bolívar Vasco, que falleció hace apenas unos minutos en el área de terapia intensiva del Sanatorio Español de la Ciudad de México, donde estuvo intubado por espacio de dos semanas sin conseguir que sus pulmones se impusieran a esta enfermedad.

Su estado de salud se agravó el fin de semana pasado, cuando sus pulmones sufrieron un colapso y desde entonces había empeorado significativamente su estado de salud, motivo por el que ya se encontraba, desde hace varios días, con un coma inducido a fin de ver si en dicho estado de inconciencia conseguir estar más tranquilo con el respirador.

Sin embargo, hoy perdió esta dura batalla que estaba dando, con todo el pundonor de que un torero siempre hace gala en momentos difíciles, y su muerte ha causado un profundo dolor entre la gente del toro del estado de Tlaxcala, donde vivía hace muchas décadas luego de que tomó la alternativa, hecho que tuvo lugar en Tuxtla Gutiérrez, el 1 de octubre de 1978. El padrino de la ceremonia fue el maestro Eloy Cavazos, y el testigo, Ernesto San Román «El Queretano», con toros de la ganadería jalisciense de Matancillas.

Una vez que Bolívar no consiguió avanzar en su profesión, se dedicó a dar clases a todos los torerillos que se le acercaban, siempre con la noble intención de encaminar sus pasos en esa primera etapa, y al cabo del tiempo fue uno de los fundadores de la Escuela Taurina Fernando de los Reyes «El Callao» de Huamantla, hace más de 22 años, y que en la actualidad tiene su sede en la centenaria plaza «La Taurina» de esta localidad tlaxcalteca.

Bolívar Vasco nació en 1949 en Píllaro, un pueblito de la provincia de Tunhurahua, situada al noreste de la ciudad ecuatoriana de Ambato. Desde que comenzó su andadura en los toros fue apoyado por el veterano banderillero Jorge Nieto. En 1977 toreó en la Monumental Quito una de aquellas novilladas de oportunidad que organizaba Radio Tarqui, y compartió créditos con Edgar Peñaherrera y Rafael Puga.

Tiempo después tuvo la oportunidad de torear en la Monumental Quito como matador, la tarde del 4 de diciembre de 1979 en un cartel de lujo al lado de Manuel Benítez «El Cordobés» y Gabriel de la Casa, con toros de Algarra Polera. Al sexto de la tarde le cortó una oreja, según refiere el periodista Gonzalo Ruiz en su libro «Quito, la Feria de América, más de medio siglo de torería, 1060-2011».

Esta entonada actuación le valió para acartelarse dos tardes en la Feria de Quito del 1980. La primera toreó el 30 de noviembre al lado de los rejoneadores Manuel Vidrié y Oky Botero, así como del matador José Luis Galloso. Se lidiaron toros de la ganadería nacional de Rumiquincha. La otra corrida fue el 5 de diciembre con toros de Huagrahuasi. Bolívar alternó con el propio Galloso, Julio Robles, Roberto Domínguez, Nimeño II y El Mangui.

Más adelante regresó a México para abrirse las puertas en este país, al que acabó adoptando como suyo y del que del que se sentía sumamente orgulloso. Aquí sembró cariños y amistades entre los taurinos, especialmente los ganaderos, que veían con agrado su labor como maestro y le dejaban invitar a sus toreros a las tientas.

Desde aquí enviamos nuestras condolencias a su esposa, así como a sus hijas, y demás amigos y familiares, en este momento complicado ante la pérdida de un taurino de esos que hicieron una gran labor por la Fiesta, con generosidad y respeto por esta tradición.

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