Huamantla, al rojo vivo

19 julio, 2019

La preocupación manifiesta por parte de habitantes de Huamantla, de cara a su feria anual, representa un signo de alarma, y que debe ser atendida por las autoridades Federal y Estatal, ante un deficiente servicio de la autoridad Local.

En diferentes plataformas de expresión, entre ellas, en redes sociales pobladores han recurrido al derecho de expresarse, y dejar manifiesto que temen a que la violencia se desborde en las calles como ocurrió hace un año

Y es que las propias imágenes fotográficas y de video muestran cómo la violencia sentó sus reales, ante las ocurrencias y debilidades del alcalde del PRI, Jorge Sánchez Jasso, quien resultó ser peor que Carlos Ixtlapale Gómez.

Por ello, es necesario que la Guardia Nacional (GN), que son militares disfrazados de policías, así como el propio gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez, desarrollen una estrategia para evitar que los excesos se desborden en las calles.

Basta recordar, una batalla campal en pleno centro de Huamantla, en el desarrollo de un baile popular, y el segundo acto, la quema de un antro, de dudosa operación muy cerca del recinto ferial.

Ambos actos violentos, el alcalde perezoso de Huamantla, y su bola de esbirros lo minimizaron, y hasta ordenó que las críticas ciudadanas y de la prensa fueran contrarrestadas en las redes sociales, pero fue inútil. La tunda mediática fue real en contra del priísta.

Otro hecho que les preocupa a los ciudadanos es la inseguridad que vive la comuna, por los continuos robos a comercios, casas habitación y más aún de automóviles, muestra el rostro de la impunidad con la que opera la delincuencia.

Sobre este escenario, se deja manifiesto que la presencia militar, con la operación de la GN y de la Secretaría de Seguridad Ciudada (SSC), están a tiempo de evitar que la violencia estalle en ese rincón del oriente, y más aún prevenir delitos.

A Huamantla, le caerá bien la vigilancia de ambos organismos de seguridad, ante la falta de capacidad de un alcalde que parece tener más sueño que vivir la realidad de un pobre Huamantla. ¿Quién manda? ¿El precisó o la doña?

Desde la REDACCIÓN

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