Un gobierno para el pueblo… ¿con tintes neoliberales?

03 junio, 2019

Hasta el viernes pasado, ingresar al gobierno federal a través del servicio profesional de carrera (SPC) resultaba tentador no sólo por tener cierta estabilidad en el empleo; también porque el esquema plasmado en la ley te lleva a capacitarte sobre el área en que te desempeñas.

Todos quienes aspiramos a que exista una estructura burocrática profesional, sabemos que el proceso de ingresar a la administración pública federal ofrece -o lo hacía hasta el pasado viernes- no sólo un oportunidad de crecimiento personal; sino de prepararse para hacer un mejor papel y brindar un mejor servicio.

Sin embargo, con la llegada del actual gobierno federal, los primeros afectados han sido precisamente los empleados del SPC.

La semana pasada fue la última para los seis empleados de confianza de la delegación de economía, quienes fueron obligados a firmar su renuncia para no recibir indemnización alguna.

Curioso e irónico que un gobierno que dice abanderar las causas del pueblo y que ha tomado como uno de sus principales enemigos al sistema neoliberal, tome medidas que justamente se insertan en él.

¿O acaso el presidente ya tiene certeza de que esas personas que irán a las filas del desempleo podrán insertarse nuevamente en la actividad económica? De nuevo, irónico, porque pareciera una máquina para crear mayor desigualdad.

Recientemente, escuchaba de un trabajador de la administración federal que el objetivo es dar cabida a los Jóvenes Construyendo el Futuro. Ojalá sea sólo un rumor porque, de otro modo, ¡vaya forma de combatir la pobreza y la inactividad de los jóvenes!

Culminamos el sexto mes del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y, por lo menos a mí, no me parece que haya un trazo claro en el camino. Por el contrario, observo un gobierno titubeante, contradictorio, a menudo irracional.

Recortes a la investigación científica, a la cultura, desaparición de programas como las estancias infantiles y del instituto nacional del emprendedor; todo para ahorrar y solventar los nuevos esquemas de apoyo a la población.
Deseo que esta buena intención no quede sólo en eso.

Sí, por supuesto que debe atenderse a los grupos que históricamente han sido marginados, la sociedad mexicana tiene muchas deudas, pero el sólo eliminar de tajo los mecanismos no ayudará a pagarlas.

Es necesario revisar los procedimientos, las leyes, los esquemas, trabajar sobre el servicio público y con la ciudadanía para erradicar los vicios, la corrupción, la impunidad.
Pero en el afán de este gobierno que parece no confiar en el «pueblo bueno y sabio», se antoja que las estrategias para combatir los males, sólo ayudarán a recrudecerlos.

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