Opinión: Una terrible tragedia…

22 enero, 2019

Una manifestación que irrumpe en el Congreso del Estado y un grupo de personas que vivió (y murió) una terrible tragedia al rapiñar gasolina, ¿qué relación tienen una con la otra?

Ortega y Gasset escribió en su célebre Rebelión de las masas que “el hombre-masa carece simplemente de moral; que es, por esencia, sentimiento de sumisión a algo, conciencia de servicio y obligación.”

El entendimiento del ser humano, como colectivo, es algo que no parece venirle bien a la nueva fuerza hegemónica del país.

Parece que los nuevos líderes –tanto en el Legislativo como en el Ejecutivo- se miran a sí mismos tan poderosos que las leyes y los poderes fácticos (entre ellos, la misma sociedad) les quedan cortos.

El pueblo bueno y sabio, ése al que apelaron durante tanto tiempo para obtener la victoria y que hoy, claramente, aún no terminan de conocer; puede ser la pared donde se topen todas las ¿buenas? intenciones.

O, ¿será acaso que lo conocen tan bien que por eso le temen? En lo local, los diputados vieron sus decisiones confrontadas con uno de esos poderes fácticos: la fuerza sindical. Más allá de pronunciamientos o la legalidad de los acuerdos, se vieron obligados a recular.

¿Inexperiencia? ¿Falta de conocimiento? ¿Necedad? No lo sé, tal vez todo junto. Sobre todo, considero, carencia de sentido común.

Escribe Zurya ESCAMILLA DÍAZ

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