La guerra sucia…

22 mayo, 2018

La guerra sucia en las campañas se ha recrudecido en los últimos días, y es la única forma de llamar la atención en las redes sociales. Lamentablemente, las propuestas han quedado atrás y el único mensaje que en las casas de campañas, se manda es el de la denotación.

Aspirantes al Senado y a las Diputaciones Federales, como José Antonio Álvarez, Anabel Alvarado, Minerva Hernández, Rubén Terán, Lorena Cuéllar, han sido objeto de ataques mediáticos, por lo que han tenido que recurrir a recursos para poder contrarrestar los golpes bajo.

Lamentablemente, en las redes sociales como Facebook y Twitter, son utilizados desde cualquier cuarto oscuro para atacar, en muchos de los casos y sin fundamentos al adversario político.

Lo anterior, en nada abona al buen desarrollo de la contienda política del próximo primero de julio, por el contrario enrarece el ambiente democrático, y lamentablemente, no hay reglas en el uso de internet en México mucho menos en Tlaxcala.

El intento por normar el uso de esta herramienta ha sido poco fructífero, pues hay muchos que le apuestas a que los excesos no sean castigados.

Por ello, es necesario que exista una legislación que permita sancionar a todo aquel que recurra a trastocar la vida personal y pública de las personas.

Los políticos de un negro pasado sabrán que ellos van escribiendo su propia historia y que no hace falta recurrir a prácticas que solo lesionan el ejercicio de la democracia.

El más reciente ataque lo recibió Rubén Terán, aspirante a la Cámara Baja por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Denostar contra algún familiar no tiene vergüenza de quien lo haya hecho mucho menos una moral intacta. Quien ataca de esta manera, está condenado a ser un político pobre y una persona rapaz.

En términos generales, la ciudadanía espera propuestas claras, planteamientos que le sirvan para tomar una clara decisión sobre quien nos va a gobernar. Por ello, es necesario que las mentes perversas y de doble moral apliquen un nuevo método en la forma de hacer política y destierren la politiquería.

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