Carta de un panista para la opinión pública; se opone a selección de candidatos

01 marzo, 2018

A la opinión pública 

Llegué al Partido Acción Nacional hace ya algunos años, con el anhelo de construir un país más próspero, justo y demócrata. Un México con igualdad, sin corrupción y con una visión clara de hacia dónde deberíamos caminar.

Son ya varios años de aquella decisión de la que por cierto no me arrepiento. Llegar al PAN me abrió el panorama; la grandeza de un instituto político fundado en los tiempos en que la democracia era un sueño añorado por el que lucharon nuestros fundadores, con el afilado estandarte de la honestidad, la cabalidad y un invaluable intelecto reconocido por propios y extraños.

Ese PAN no existe más. Ganamos el gobierno y perdimos el partido. Nos empezamos a comportar como una mala copia del sistema contra el que luchamos por años. Nos convertidos en expertos de las elecciones internas, y en perfectos novatos para las elecciones constitucionales. De pronto el PAN, concretamente en Tlaxcala, se dedicó a buscar las posiciones que parecieron ser las únicas razones para militar en este instituto político: los escaños plurinominales  y las regidurías; lo demás se convirtió en lo de menos.

¿Aprendimos de la derrota? creo que no, nada. 2016 fue la catarsis para el PAN, unos heridos de muerte, otros lastimados y unos más surgiendo de las cenizas que dejó la avasalladora derrota de aquel año. ¿culpa de quien? -culpa de todos…

¿Que si se tomaron las mejores desiciones? -no, “nos chamaquearon” con aquel argumento de que el PRI nos podía ayudar si su candidato en un lejano tercer lugar no levantaba en la campaña. ¡Vaya experiencia! nos dedicamos a cuidar al amo del rancho, y el ganadero nos pagó con fichas de raya. Seguro no fueron pocas, no me mal entienda, tampoco lo estoy tachando de tacaño. Para decirlo de manera elegante y sin afán de escandalizar a los distinguidos miembros del argot: pecamos de ingenuos; ilusos…

Dos años después se repite la historia. Pareciera el pago de las creces por dejarse perder. ¿Que no caben los candidatos cercanos en el PAN? -no importa, en el PRI sí. Me refiero a Francisco Román, el compadre de la comadre más solicitada de nuestras filas. ¿Se fue solo? -lo dudo, se fue con la venia; ¿De quién? -usted y yo lo intuimos, porque en política no hay coincidencias divinas, sino pactos oscuros que aunque tejidos debajo de la mesa, resaltan las costuras rústica para entrelazar las telas.

El PAN que construyó “ya sabemos quien” a través de la designación de candidaturas para este 2018, lo hizo pensando en una sola razón: a quién le toca la pluri. No hay más, es la pluri o es nada. Es la única forma que han encontrado para acceder al poder; es su cuota, su negocio, su modus vivendi, pues, y no lo van a soltar.

Es el todo por el todo. ¿Importa que pierda el PAN en las urnas? -no, importa asegurar la supervivencia política de quienes le han hecho daño a esta institución, con escándalos, negocios y pactos inmorales desde las más altas esferas del poder federal, amarradas desde la cámara alta.

¿Es casualidad mandar a los más débiles a la contienda? ¿responderá a otro acuerdo firmado en el rancho de Coaxamalucan por dos ilustres apizaquenses? No me mal entienda, no lo afirmo, sólo encuentro severas coincidencias entre un PAN débil en lo local y un PRI que se congratula con la llegada de uno de los más singulares compadres.

Nada importa si ya están asegurados otros tres años a la sombra de San Lázaro, bajo el cobijo de un curul acojinado por millones pesos al amparo de los mexicanos.

Convirtió al PAN en una agencia de colocación de sumisas amistades dispuestas a obedecer  sin excusa, ante el primer tronido de los dedos de quien en algún momento fue motor de esperanza para Tlaxcala.

¡Que viva Acción Nacional!…

Atentamente

Jordan Carrasco

Nota: Tal publicación fue enviada a la redacción de este medio de comunicación, y como es de interés público decidimos difundirla.

Comentarios