08 febrero, 2018
Ojalá y los comentarios vertidos por Margarita Zavala, Rosy Orozco y hasta los de Adriana Dávila, en torno al asunto de la problemática de la trata de personas no sean un asunto de hormonas politico-electorales.
Y es que las tres mujeres, una de ellas de Tlaxcala solo han utilizado este delicado tema como plataforma política, no solo para ganar adeptos entre la ciudadanía sino para supurar viejas diferencias.
Del club de las “amiguis” no queda nada sólo una vieja rivalidad de Margarita Zavala y Rosy Orozco contra la mujer a quien el destino y sus propios errores han llevado en dos ocasiones a perder la elección de gobernador en Tlaxcala.
Además, todo indica que la senadora y también presidenta de la Comisión contra la Trata de Personas en la Cámara Alta jamás verá aprobada su añorada iniciativa para que México cuente con una reforma de avanzada en la materia.
Queda claro que a lo largo de este tiempo la tlaxcalteca se la ha pasado más en las alfombras rojas del ámbito electoral, en campañas y el ring político que todo cumplir con aquellas mujeres que son víctimas de este flagelo.
Lamentablemente, la senadora no entregará cuentas claras a la sociedad en esta materia, porque su discurso se basó en el bla, bla, bla y dejó muchas interrogantes como su encuentro con la madrina de la Calle Sulliván, de la Ciudad de México.
Además, cada vez que viene y habla Rosy Orozco a Tlaxcala, la legisladora del PAN supura veneno puro. ¿Será odio?… Y lo mismo hace desde que rompió con Margarita Zavala, considerada su “madre política”.
Lo cierto, es que las tres mujeres cuando se lo proponen convierten la arena pública en un verdadero campo de batalla, y donde se especula que las diferencias políticas han pasado al terreno de las divergencias personales. ¡Vaya amiguis!…
Sin embargo, las tres mujeres que emanaron del mismo partido en realidad ¿qué han hecho para la prevención y combate a la trata de personas?… Ya la historia pondrá a cada quien en su lugar.
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