07 noviembre, 2017
Durante ya más de dos décadas hemos levantado la voz para decir que nuestros ríos, que antes constituían uno de los ejes en torno a los cuales giraba nuestra cultura, economía e identidad, fueron convertidos en drenajes industriales y urbanos.
En todos estos años se negaron a escucharnos y nos obligaron a pagar el precio de un progreso que nunca llegó a nuestras comunidades ni a nuestras familias y cuando denunciamos que el precio era demasiado alto porque incluía la vida de algunos de nuestros seres más queridos, dijeron, en dos ocasiones, en 2005 y 2011, que harían algo para remediarlo pero terminaron siendo sólo simulaciones que no sólo no resolvieron el problema, sino que ocasionaron más daño.
Sin embargo, cuando la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió la Recomendación 10/2017 se estableció un precedente en la historia de la lucha por la defensa de la salud y el medio ambiente en México. Por primera vez, una autoridad del Estado mexicano reconoció que existe un vínculo entre la contaminación del agua, la falta de acciones para sanearla y los impactos que la combinación de ambos factores tiene en la salud de las personas.
Para quienes habitamos en las comunidades de esta cuenca, la Recomendación abrió la posibilidad –que aún no se torna en garantía– de que a partir de ese reconocimiento, comenzaría a allanarse el camino hacia la solución de esta injusticia que a todas y todos nosotros nos ha costado tanto.
La Recomendación de la CNDH significó un nuevo aliento a nuestra lucha por la vida, a nuestra búsqueda de la verdad y a nuestro reclamo de justicia, aunque sabemos que debemos seguir luchando por ello.
Hoy, las organizaciones que convocamos al Foro Comunitario para el Saneamiento de la Cuenca Atoyac-Zahuapan, venimos a esta Plaza Juárez, provistos con algo más que una denuncia.
Durante los meses que han transcurrido desde la publicación de la Recomendación, decidimos ir a nuestras comunidades y a comunidades vecinas, todas afectadas por la contaminación de los ríos, para explicar el contenido de la Recomendación, para preguntar a nuestros vecinos, a nuestros conocidos y a muchos que no conocíamos, qué pensaban que podíamos hacer con esa Recomendación que, después de muchos años, nos daba la razón y hablaba de la obligación de nuestras autoridades de reparar el daño que se nos ha hecho.
Como respuesta a esta pregunta, decidimos elaborar una propuesta para participar activamente en el diseño del Plan de Saneamiento y entregarla a las autoridades porque, entre muchas otras cosas, la CNDH recomienda al Director de la Comisión Nacional del Agua que
Instruya a quien corresponda a efecto de que en un plazo de seis meses contado a partir de la aceptación de la presente Recomendación, el Organismo de Cuenca del Balsas a su cargo celebre un convenio y/o acuerdo de coordinación interinstitucional y cooperación técnica, entre esa CONAGUA, la SEMARNAT, la PROFEPA, la COFEPRIS, los gobiernos de los estados de Puebla y Tlaxcala, y los municipios colindantes con el Río Atoyac y Xochiac y sus afluentes, y las empresas que descargan sus aguas residuales a los citados cuerpos de agua o a las redes de alcantarillado municipales, así como con las organizaciones de la sociedad civil que así lo deseen.
Lo anterior, con el objeto de elaborar e implementar un Programa Integral de Restauración Ecológica o de Saneamiento de la cuenca del Alto Atoyac, en términos de lo establecido en el apartado de Reparación del Daño de esta Recomendación; y se remitan las pruebas de su cumplimiento a esta Comisión Nacional.