07 abril, 2017
Llama la atención lo escrito en su cuenta de Facebook, por el gobernador del estado, Marco Antonio Mena Rodríguez, donde recuerda la reciente inauguración de una tienda departamental en Apizaco, Tlaxcala, que constituye una importante inversión para el estado y que motivó la atención de medios nacionales y extranjeros, a raíz de una nota local en tono de sorna (tono irónico o burlón).
En su misma cuenta, el Jefe del Ejecutivo decidió salir al paso de los comentarios negativos que produjo la nota de un reportero que quizás desconoce las raíces históricas y que para fortuna de todos los que habitamos en el estado más pequeño territorialmente del país, tiene una profunda identidad, en sus raíces culturales.
En sus líneas, el mandatario escribió: «Hubo reacciones en redes que también afectaron nuestra imagen, las cuales mostraron actitudes clasistas, racistas y discriminatorias. Son actitudes que no queremos en México, que rechazamos y que sigue costando tanto trabajo desterrar. Hoy somos nosotros los agredidos, pero mañana pueden ser mujeres, indígenas, personas con alguna discapacidad o gente que sufre por algún motivo».
«Muchos tlaxcaltecas se manifestaron en redes con orgullo y amor por Tlaxcala en defensa de la imagen de nuestro querido estado. De uno de ellos, tomo el siguiente hashtag que invito a mis paisanos a citar en Facebook y Twitter: #TlaxcalaEsBella». Hasta ahí termina, lo que redactó hace unas horas el mandatario.
Ahora, pensé mucho en escribir acerca del tema y las circunstancias me obligan a defender a mi tierra como lo he hecho, siempre que intentan mancillar su hermoso e histórico pasado.
Tlaxcala, tiene monumentos -con escaleras de piedra pura- que han representado un pasado divino y majestuoso, pues solamente basta con visitar las zonas arqueológicas de Cacaxtla, Xochitécatl, Tecoaque, entre otras, para darse cuenta de la esencia de un pasado ejemplar.
Son esas escaleras las que han forjado un pasado único de Tlaxcala frente a un escenario nacional e internacional, y basta caminar por la capital del estado, para darse cuenta en varias de sus calles como la ciudadanía utiliza escaleras de piedra construidas hace más de 300 años, para poderse comunicar de un lado a otro.
Aquí lo interesante, es saber si el reportero no ha visitado ninguno de éstos bellos lugares, lo que resultaría lamentable, pero quiero entender que tal nota informativa se redactó en medio de un «mar de emociones» del propio comunicador.
No lo culpen, quizás nunca había visto unas escaleras eléctricas, que poco sirven para ejercitar la mayoría de los 650 músculos del cuerpo humano, o quizás su asombro se generó porque estaba atónito frente a la tecnología.
Han sido muchos los comentarios en las redes sociales que se han vertido sobre el tema, y muchos los ignorantes que han escrito comentarios agrios y que solo demuestran su falta de cultura.
Debe quedar claro que no lo hago por quedar bien con un gobernante, sino que soy un ciudadano agradecido con su tierra porque me ha dado todo lo que soy.
Hay muchos que deseamos que nuestra tierra sea prospera, pero sin perder su identidad, y francamente no necesitamos de escaleras eléctricas para presumir desarrollo. Ojalá, mis ojos jamás vean rascacielos en Tlaxcala porque prefiero ver un campo agrícola divino y con edificios arqueológicos con su toque de profundo misticismo.
Lo que debemos presumir todos los que queremos a Tlaxcala, es pasado legendario que está más vivo que nunca, por ello, les recomiendo que lean el artículo de la revista Science, destacada por el periódico El País, respecto a que un grupo de arqueólogos descubrió en Tlaxcala las huellas de la primera democracia de América, lo anterior para que cultivemos nuestro conocimiento.
http://cultura.elpais.com/cultura/2017/03/23/actualidad/1490294002_624919.html
Lo que escriba quizás incomode a más de una persona, pero no importa, soy uno de esos indígenas que siempre criticarán a todo aquel que cree sentirse dueño de la verdad. El desarrollo se un pueblo, no se mide por unas escaleras eléctricas. Estoy en contra de la mofa con la cual se trató el caso.
* Escribe JAVIER CONDE
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