05 octubre, 2016
De plano entre diputados hay un descarado lenguaje que obliga a pensar que es la altura del “debate” y de una clara distancia con la democracia. Son los propios legisladores quienes han puesto la sal y la pimienta en torno a los trabajos legislativos carente de riqueza.
En tres años, se han dicho de todo, en un show legislativo que raya en lo circense. La voracidad de los mismos ha servido para que los medios de comunicación evidencien esa pobreza política aún cuando los 32 diputados digan que han tenido una “alta” productividad. ¿Alguien les cree?…
Por desgracia, los tlaxcaltecas tienen un Congreso Local, convertido en un show para payasos, pues quien busque la mejor frase que impacte mediáticamente será quien lleve la delantera en una guerra infructuosa.
Por ejemplo, entre ellos se han dicho hasta cínicos lo que obliga a pensar que saben sus excesos; les ha dado lo mismo basificar a familiares que a secretarias; la oposición ha resultado ser tan dócil que le aprueban todo al Ejecutivo, sin chistar una palabra.
En este sentido, los diputados también han lanzado acusaciones en contra de algunos reporteros a modo quienes lamentablemente se han convertido en unos paladines de la información dentro de este palacio.
Algunos comunicadores saben perfectamente sus pecados al grado que son cómplices de las canalladas de los “representantes” del pueblo. Seguramente, al leer estas palabras se escrisparán, pero en el fondo saben que han incurrido en un pecado profesional. Su sed se puede cambiar con algo refrescante y calmar su hambre con un salmón.
Las inasistencias, las acusaciones sin fundamento, la división, el coqueteo descarado, la egolatría, los viajes de placer, los vehículos de lujo, las relaciones amorosas, el poder desmesurado han sido las escenas y los actos de la mayoría de los integrantes de la presente legislatura. Insistimos el Congreso se ha convertido en una verdadera carpa circense para la desventura de un pueblo que eligió a 32 representantes.
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