01 abril, 2016
A unos cuantos días de que inicien las campañas electorales por parte de los candidatos a la gubernatura por el estado, siguen las pugnas internas dentro de los partidos políticos con mayor presencia en el estado, lo que indica que la movilidad de militantes, las traiciones y las propia lealtades deberán aflorar en los siguientes 60 días.
Y es que aún cuando los dirigentes del PAN, PRI y PRD, señalen que hay unidad partidista y que son naturales las divergencias en cuanto a la elección de candidatos, también serán muy naturales -valga la redundancia- los rencores en contra de los institutos que no los postularon.
Ahora, el partido que logre sanar heridas solamente con un curita lamentará más adelante que las cuentas no le cuadren, por lo que será muy tarde reflexionar sobre lo que pasó en una contienda donde el PRI, se jacta que tiene una «mega coalición» para vencer a los demás rivales.
Tal síntoma podría generarles problemas en caso de que haya exceso de confianza y lo principal es que las estructuras que movilizará no hagan su chamba el día de las votaciones. Ya quedó comprobado que no hay máquina electoral perfecta.
Las heridas que el tricolor dejará en el camino por las decisiones correctas o incorrectas serán un reflejo real de lo que pasará el próximo cinco de junio, día en que los ciudadanos salgan a las urnas a sufragar.
Lo mismo ocurre en el PRD y PAN, donde varios de sus actores han protestado ante las imposiciones hechas por la élite del poder y ante esta situación los resultados parecen ser inciertos para los tres principales partidos políticos.
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