23 febrero, 2016
Las pugnas políticas están a la orden del día y ya calientan el ambiente. Será por medio de escándalos como se desarrolle esta lucha sin cuartel en Tlaxcala.
Tres botones muestran que, en Tlaxcala, cualquier instituto político sufrirá cruelmente los embates que se arremetan mediante escándalos mediáticos, reales o inventados.
En Huamantla, el escándalo en que involucran a un hijo del alcalde panista de ese lugar parece evidenciar que en ese municipio se aplica la ley a discreción.
Mientras que en Apizaco una funcionaria de ese ayuntamiento, también panista, es señalada como responsable de abuso de autoridad y actuación al margen de la Ley.
Un sujeto, identificado como comandante de la policía de Natívitas, amagó con un arma de fuego a un viandante en las inmediaciones del Congreso de Tlaxcala.
Se trata de tres casos en los que la constante es el golpeteo mediático contra partidos políticos bien identificados, lo que provoca falta de credibilidad en las instituciones.
El problema mayúsculo radica en que frente a hechos, aparentemente aislados, se dibuja un escenario difícil para quienes aspiran a un cargo de elección popular.
Para desgracia de los electores está práctica, considerada en el olvido, renace con una virulencia inimaginada.
Y con ello, se pone en riesgo la estabilidad democrática de una entidad que sólo busca el despegue económico, político y social.
Así que vayamos buscando el antídoto contra un escenario de confrontación, que hace doce y seis años generó resultados inmejorables para ciertos actores políticos. Y evitar las confrontaciones, será el mejor antídoto contra dicho mal.