«En sus rostros vi escrito el miedo»: Diana Astrid

18 noviembre, 2015

Diana Astrid Flores, describe lo que pasó ayer, en un viernes negro, negrísimo en París. Ella, es una joven originaria de Huamantla, Tlaxcala que radica en aquella ciudad donde el misticismo, el romance y la magia se rompió tras la embestida del terrorismo en siete puntos de la orbe.

En medio del drama, de la confusión, del saldo rojo que se apoderó de la cuidad donde el río Sena retrata todas las noches su propia seducción la joven chef concluye: «observé que en el rostro de los parisinos estaba escrito el miedo».

La egresada de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), narra paso a paso qué sucedió entre las nueve y diez de la noche de este día, justo en ese tic-tac del reloj, que cambio la historia de Francia y del mundo entero.

En una entrevista concedida a este reportero expresa qué ocurrió en el momento de las detonaciones: «yo estuve a cuadras de Bataclan, pero me la pase encerrada en donde trabajo por cuestión de seguridad, esa fue la orden de la policía».

Y es que justamente el grupo estadounidense, Eagles of Death Metal, tocaba en el Bataclan, en la sala de conciertos más exclusiva de París. La banda de garage rock creada en California, dejó de entonar sus notas musicales para darle paso a la incertidumbre, a la pavura sembrada de calle en calle.

Justo en ese sitio las fuentes policiales aseguraron que este viernes más de un centenar de personas perdieron la vida en Bataclan, una sala con capacidad para mil 500 espectadores, situada en el bulevar Voltaire.

Astrid Flores, quien radica desde hace tres meses en París, cita «estaba afuera del restaurant donde trabajo, había hecho una pausa, estaba con mis compañeros cuando empezaron a pasar bomberos corriendo y en sus camiones para todas direcciones».

Luego, expresa «nosotros empezamos a inquietarnos un poco, y en segundos nos llegó la noticia que en el McDonald’s cerca de nosotros habían siete heridos a causa de una balacera».

«En ese momento volví a entrar al restaurant, pero todas las personas salieron, y uno de mis compañeros entró y nos contó que había una persona muerta en la esquina, justo en ese lugar donde estaban las ambulancias y bomberos, de todo».

Seguían pasando bomberos, oficiales y en ese momento «nos ordenaron entrar y cerrar… y no abrir hasta que se hubiera calmado el asunto… y mantenernos al pendiente en radio, televisión y redes sociales», apunta.

– ¿Qué pasó por tu mente en ese momento?…

– «Comencé a tener un poco de miedo y pues pensar en que no estabamos del todo seguros porque estábamos muy cerca de donde ocurrieron los hechos», responde.

«Habíamos escuchado que en el edificio de al lado entró un terrorista, había secuestrado un departamento, y lo primero que hice fue llamar a mi hermano para informar que estaba pasando y luego recé».

En tanto que el gobierno francés aceptaba que París, enfrentaba una situación «desconocida e histórica» y por ello, decidía cerrar sus fronteras después del ataque terrorista que utilizó rifles automáticos AK-47, para imponer el sello de la muerte.

La joven tlaxcalteca indica cómo se enteró a través de los medios de comunicación de la cifra de personas heridas y muertas. «Le pedí mucho a Dios, por nuestra seguridad y por las personas que estaban viviendo todo».

Dos horas más tarde, el presidente de Francia, Francois Hollande, declaró -en un mensaje- que el país se encontraba en estado de emergencia, y ordenaba hacer uso de todos los cuerpos policiacos para atender la alerta.

Hollande aseguraba que estos ataques no intimidarían a la nación europea, y pedía a los ciudadanos mantenerse unidos ante los hechos. Al país de la libertad, le atizaban un duro golpe.

Y los monumentos más famosos y admirados como la Torre Eiffel, la Catedral de Notre Dame, la Avenida de los Campos Elíseos, el Arco de Triunfo, la Basílica del Sacré Cœur, el ex Hospital de Los Inválidos, el Arco de la Defensa, la Ópera Garnier o el barrio de Montmartre, entre otros, eran mudos testigos del hecho.

Diana Astrid, expresa que tenía una idea ligera de que los países que conforman la comunidad europea, son presas de los terroristas, pero «jamás pensé vivir algo así, cuando regresé a mi casa estaba en shock».

Señala que para llegar a su casa enfrentó serias dificultades porque no había servicio de Metro, ni de autobuses, y el Uber estaba saturado. Una de las ciudades más importantes del mundo estaba sumida en un profunda crisis.

Dice que vio rostros sorprendidos, en llanto, contraídos, desechos por el dolor, por lo que «ahora creo que amaneceremos en medio de la incertidumbre de qué pasará; hay negocios que han informado que no abrirán sus puertas por temor y otros que sí lo harán hoy por la noche».

Incluso, la prensa tomó nota. El Papa Francisco declaraba que reza por todos los que sufren y precisaba que los atentados son “una pieza” de la “tercera guerra mundial».

París, quedaba herido. Siete puntos habían sido atacados por el estado Islámico (ISIS): Los restaurantes La Petite Cambodge, Le Carrillon, La Belle, la Sala de Fiestas Bataclan, el periferia del Estadio de Francia y la Pizarría La Casa Nostra.

La joven huamantleca argumenta «lo que son las cosas todo mundo hacia comparaciones con México, con la violencia que carga por los carteles de la droga, de la delincuencia organizada, pero lo que vivimos en París no fue cuestión de paranoia sino de la pura realidad».

Por ello, comenta que acudirá a la Embajada de México en Francia para notificar que está sana y salva, y desde luego para que el gobierno mexicano «esté al pendiente de mi, soy la única tlaxcalteca, pero aquí hay jóvenes de Puebla, Jalisco, Hidalgo y el Distrito Federal».

Ella, describe cómo las ciudad de la luz, con su imponente Torre Eiffel se apagaron literalmente cuando el silencio sucumbió en aquellas viejas paredes que guardan la historia cultural y social de una ciudad llamada París.

La profesionista precisa que ayer dejó de ser la chef, y que cada minuto que vivió cerca del Bataclan, de cómo unos corrían de un lado a otro, dé como el gobierno de Francia, desplegaba todo su poderío para detener la reyerta de explosivos y de balazos.

Y quizás era como aquel atardecer de 1944 -como lo describen Dominique Lapierre y Larry Collins en su libro ¿Arde París?- cuando Adolfo Hitler cegado por la ira tomó la decisión terrible de que esta ciudad cosmopolita había de perderse, cuyo enemigo debería encontrar una ciudad en ruinas.

Sin embargo, Diana Astrid dice que París está de luto, pero tarde o temprano se levantará para forjar su presente y futuro. Octavio Paz, el premio Nobel de Literatura sostenía que todo aquel que visita esta ciudad, debe exprimir los muros de su historia

«La arquitectura es el testigo insobornable de la historia, porque no se puede hablar de un gran edificio sin reconocer en él el testigo de una época, su cultura, su sociedad, sus intenciones, ese es París», decía el autor de «El Laberinto de la Soledad, que adoptó Francia como su segunda patria.

Y en medio del drama, un desconocido pianista conmovía al mundo y a las personas que se encontraban afuera del teatro atacado por los terroristas en París.

El hombre comenzaba a tocar la canción Imagine de John Lennon, la cual es considerada como el himno del pacifismo.

El artista arrastró su piano -el cual llevaba un símbolo de paz- a las afueras del teatro Bataclan y comenzaba a tocar la canción.

El acto del intérprete provocó que una multitud de personas y reporteros se situaran a su alrededor, por lo que las estrofas de aquella canción comenzaron a retumbar, precisamente, en aquellos paredones de una ciudad herida llamada, París.

* Información JAVIER CONDE

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