Opinión: Transparencia/ Índex Feu/ Edgar R. Conde

08 julio, 2015

Suena a eufemismo que en el Congreso de Tlaxcala presuman de transparencia en el proceso de elección del próximo presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH).
Vender la transparencia como un atributo que debiera ser obligación irrenunciable de los integrantes de ese poder, parece una burla para el pueblo.
Igual que las gasolineras que presumen vender litros de a litro.
Sin embargo, vale la pena destacar un hecho inadvertido: al interior de la Cámara de Diputados hay consciencia de la falta de credibilidad que tiene la ciudadanía hacia esa institución.
De otra manera, los señores diputados no habrían dicho que “el proceso de selección para renovar la presidencia y el Consejo Consultivo de la CEDH será transparente, por lo que la ciudadanía podrá presenciar la evaluación que harán a los aspirantes este diez de julio de manera abierta y pública”.
No había necesidad de llegar a ese extremo.
Sin embargo, frente a la cruda realidad (una verdadera desconfianza hacia las instituciones, particularmente el poder legislativo), había que dar un golpe de timón.
Resulta saludable, sí, dejar constancia de un actuar transparente, ético.
Es sano, por supuesto, que la gente perciba que el Congreso es una institución que realmente representa los intereses del pueblo.
Resulta dañino para la democracia, sin embargo, que esa muestra se quiera alcanzar mediante actos “espectaculares” que parecen farsas circenses.
Si realmente se busca la transparencia, deberían empezar por aclarar la supuesta venta de votos en la reforma política electoral.
De otra manera, confirmaremos que la transparencia es un término que suena bonito. Nada más.
Edgar R. Conde Carmona

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