22 julio, 2015
Antes de abandonar un cargo de elección popular, para buscar otro, quienes incurren en esta práctica tendrían que realizar una severa y profunda autoevaluación.
La práctica, nefasta, de emplear los cargos públicos como trampolín, debe ser erradicada entre la clase política local.
Raya en el cinismo que 22 de 32 diputados (algo así como el 68.75% de los integrantes de la Cámara de Diputados de Tlaxcala), quieran dejar el encargo para el que fueron electos.
Todos en pos de una alcaldía. Todos con ansías de más poder.
Pero como pedir una autoevaluación en este país suena a utopía, a continuación se plantea una lista de cotejo para que el ciudadano valore el desempeño de esos 22 soñadores.
___ Mínimo de 10 propuestas de iniciativas presentadas durante su gestión.
___ Mínimo de 5 resultados medibles de su trabajo en comisiones.
___ Conocimiento del 100% de la Constitución Política del Estado de Tlaxcala.
___ Conocimiento del 100% de la Ley Municipal para el Estado de Tlaxcala.
___ Desglose transparente e íntegro de manejo de recursos.
___ Declaración patrimonial.
___ Declaración de conflicto de intereses.
___ Declaración fiscal.
___ Listado de asuntos ciudadanos que fueron llevados al pleno.
___ Carta compromiso de no usar la alcaldía como trampolín político.
___ Carta compromiso de no regresar a la Diputación en caso de perder la elección.
___ Proyecto político de desarrollo para el municipio que aspiran gobernar
Aquel o aquellos que cuenten con por lo menos el 75% de los reactivos, merecen buscar una nueva oportunidad. Merecen dirigir un municipio
Quienes no demuestren trabajo, responsabilidad, entrega, compromiso, más valdría que pensaran dos veces su intención.
Ahí tienen los partidos políticos la enorme oportunidad de demostrar que están listos para elección de 2016.
Total. En este país se vale soñar. Aunque sólo soñemos utopías
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