24 junio, 2015
De pena ajena resultaron las declaraciones del presidente de la comisión de Finanzas y Fiscalización del Congreso de Tlaxcala, Salvador Méndez Acametitla, al pedir, que no exigir, a Crispín Corona Gutiérrez, que deje el cargo como auditor superior de ese poder.
Es una pena que, pese a que el Órgano de Fiscalización del Congreso de Tlaxcala es un ente dependiente de esa Soberanía, quienes tienen la facultad de mantener o remover a su titular, le pida el favor de “salir por la puerta grande y no por la trasera”.
Es una pena, que el legislador, de extracción perredista, reconozca que el auditor superior del Congreso local cometió “una serie de ilegalidades” y busquen una salida política en lugar de una salida administrativa o jurídica.
Es una pena que el propio Congreso, ergo los representantes populares de los tlaxcaltecas, mantengan una actitud timorata, pese a que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, resolvió en contra un amparo indirecto que promovió el propio Corona Gutiérrez.
Es una pena que, a pesar de poner en entredicho la “honorabilidad” de los señores diputados el perredista reconozca que Corona Gutiérrez, haya sido “cobijado por la Coordinación de Concertación Política, que encabeza el panista Ángelo Gutiérrez Hernández”, pese a las “sospechas” levantadas por el actuar del Auditor Superior.
Es una gran pena que, con estos dichos, Méndez Acametitla evidencie que al interior del Congreso de Tlaxcala los acuerdos debajo de la mesa están a la orden del día, para beneficio de pequeños grupos de poder al interior del Poder Legislativo de Tlaxcala.
Y más penoso resulta, todavía, saber que con estos dichos, los propios diputados muestren el poco respeto que tienen a las leyes y, sobre todo, que no respeten su juramento “de cumplir y hacer cumplir la Constitución Política del Estado de Tlaxcala y las leyes que de ella emanen”.
Es de pena que el legislador Salvador Méndez Acametitla, y el resto de los integrantes del Congreso de Tlaxcala, acepte que “el titular del OFS no tenía al cien por ciento su trabajo realizado y buscó pretexto para no entregarlo conforme a derecho”.
Así, está claro que en Tlaxcala, tenemos un Congreso de pena.