Opinión: Índex Feu/ Hartazgo/ Edgar R. Conde

30 junio, 2015

El siguiente es uno de los reclamos más escuchados por los candidatos a un cargo de elección ppular de cualquier partido: “cuando andan en campaña nos saludan hasta de beso, pero una vez que llegan ni se acuerdan de nosotros”.

Y con ese argumento, los electores constatan que la clase política tlaxcalteca se guía bajo los mismos patrones. El resultado: el hartazgo hacia los politicos y el hartazgo hacia la política.

Por eso la escasa o nula credibilidad en quienes buscan el voto ciudadano.
Por eso, también, se fortalece la idea, entre los electores, de las candidaturas ciudadanas. Quieren tener a gobernantes o representantes que piense o actúen igual que ellos; que sean uno de ellos.

Viene a colación el comentario a raíz de un fenómeno típico.
A casi un mes de haber triunfado en las urnas, hoy, los diputados federales electos se hicieron invisibles, ilocalizables, inalcanzables.

No importa de quien se trate. Simplemente no están, ni siquiera para sus correligionarios o simpatizantes, y mucho menos para quienes con su trabajo, los tienen donde hoy están.

La postura de los ciudadanos, en cambio, ilustra la realidad política de Tlaxcala, como si de una fotografía se tratara: “en estos momentos la candidata [Rosalinda Munoz] lo único que ha hecho es saciar su ego, llenar su vanidad a sentir que se merece más, si no cumple ahora y nos desprecia, entonces qué será después cuando llegue a la Cámara de Diputados” (sic) (véase www.385grados.com/? P=57600).

El reclamo viene luego de que simpatizantes de la diputada electa fueron rechazados de una reunión donde estuvo presente la crema y nata del priísmo, pero donde el gran ausente fue esa masa integrada por las llamadas “estructuras del partido”.

Un actuar que, de no corregirse, generará una factura muy alta en el proceso electoral del 2016.
Un actuar que, de seguir vigente, consolidará el hartazgo de los electores hacia la clase política de Tlaxcala.

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