03 agosto, 2013
Vestido de azul rey, el alcalde electo de Apizaco, Rafael Ortega toreó la primera corrida de su despedida como matador de toros en la plaza “La Taurina” dentro del marco de la feria del municipio de Huamantla, en la cual cortó dos orejas y rabo.
Y después de todo, el apizaquense escuchó en lo taurino aplausos, rechiflas, “Las Golondrinas”; en lo político, la libró, no hubo protestas como se manejó en la opinión pública en la última semana.
En una plaza que registró tres cuartos de entrada, el torero apizaquense lidió al primero de la ganadería de Manuel de Haro llamado “Busca Vida”, de 458 kilogramos de peso a quien le dio varios pases que despertaron sentimientos encontrados de la afición.
En los tendidos había una lona que decía ” Rafael… Que Dios te dé suerte en tu nueva faena”, mientras que otra “Suerte Rafa… Tus amigos de Huamantla”. Empero, en el resto del graderío nunca aparecieron las mantas o las señales de inconformidad.
Incluso, en la entrada de la plaza, la empresa que organizó el festejo taurino colocó cartulinas que decían: “Se prohibe introducir, exhibir o portar cualquier tipo de propaganda política de cualquier partido”.
Lo cierto, es que esta tarde de toros se convirtió en la pasarela de políticos del PRI, PAN, PRD y hasta del Partido Alianza Ciudadana -considerada la franquicia política del ex gobernador panista Héctor Ortiz-.
A cada minuto la expectación fue creciendo y más cuando al torero priísta, estuvo a punto de cogerlo el burel en el momento que decidió colocar las banderillas. Ortega Blancas estuvo voluntarioso pero el astado de la ganadería tlaxcalteca, no tuvo bravura.
En su segundo toro, de nombre “Canta Mañana”, de 468 kilogramos de peso, colocó los tres pares de banderillas, dio pases largos y pausados, hizo una tanda de verónicas frente a un toro sin bravura.
Incluso, el segundo toro de su lote se lo brindó al alcalde electo del PAN-PAC, Alejandro Aguilar López quien le brindó su hogar para enfundarse en el traje de luces de color azul. Una y otra vez, el político torero cuyo triunfo en Apizaco fue impugnado por el PAN mostró valentía.
En diversos puntos del coso hubo filtros de seguridad para evitar protestas de carácter político; lo anterior, derivado del conflicto postelectoral que vive la ciudad rielera donde el priísta ganó con una diferencia de siete votos.
A lo largo de su lidia, escuchó “Las Golondrinas” por un mariachi que tocó el pase doble, una y otra vez. Ortega terminó por colocar la espada a fondo lo que le valió que el juez de plaza le otorgara orejas y rabo.
Para los expertos en el mundo de la tauromaquia no se merecía dicho tributo; sin embargo, el priísta, salió en hombros de la plaza de toros “La Taurina” y fue llevado a la casa del presidente municipal electo de Huamantla, Alejandro Aguilar donde habría una cena privada.
Minutos antes…
En medio de medidas de seguridad, el torero de Apizaco ingresó a pie por la puerta principal de la plaza de toros, donde trabajadores al servicio del PRI, lo resguardaron para evitar ser insultado, contrario a lo que hicieron los matadores Jerónimo y el español Sergio Aguilar.
En entrevista con este medio de comunicación dijo que situada fue una tarde de nostalgia, la última que lidiará en Huamantla y agradeció a sus adversarios políticos de no haber realizado protesta alguna.
Finalmente, señaló que el haberse vestido de azul no era un mensaje político-subliminal sino que es un color que le gusta siempre vestirlo al tiempo que le dedicó dicho triunfo a su familia y a la afición taurina.