03 abril, 2013
Ante las explosiones de pólvora que se han registrado en diferentes fechas y lugares de nuestro Estado de Tlaxcala, frecuentemente en torno a celebraciones religiosas, con desgracias humanas y materiales; pero sobre todo, ante la magnitud de la explosión del viernes 15 de marzo de este 2013 en la Comunidad de Jesús Tepactepec, Municipio de Nativitas, que registró 17 muertos y más de 150 heridos, hago un llamado a la conciencia de este noble pueblo tlaxcalteca, para que reflexionemos y tomemos las medidas oportunas que garanticen el uso responsable y ordenado de la pólvora y de todo tipo de explosivos, a fin de prevenir otros eventos o desgracias semejantes.
Este doloroso acontecimiento no es un castigo de Dios, pues Él es Padre de amor y misericordia con nosotros. Es, más bien, una llamada de atención, una exhortación paternal, para que hagamos una conversión de nuestra vida a Él y a nuestros hermanos. “Hagámosle caso al Señor que nos dice: No endurezcan su corazón”, y descubramos las señales que nos hace detrás de las cosas grandes y pequeñas.
Nos urge reconocer que la vida humana es un don de Dios, que debemos cuidar y cultivar en cada persona y, desde luego, en los espacios donde se congregan grupos de personas. Por lo mismo, evitemos todo lo que ponga en riesgo su integridad física.
Aunque la quema de pólvora no se realiza únicamente en torno a las fiestas religiosas, sino que también se da en otros ámbitos de la vida social, sin embargo, por el bien de la comunidad humana y de acuerdo a los valores evangélicos, debemos asumir desde la Iglesia una actitud responsable, tomando en cuenta la experiencia del pasado y mirando con responsabilidad hacia el futuro.
Por lo mismo, como Obispo de la Diócesis de Tlaxcala, dispongo lo siguiente:
I. El párroco instruirá y motivará a las gentes de su parroquia, comenzando por los fiscales, mayordomos y comisiones, acerca del contenido de este comunicado, de modo que, aunque él no decide la compra y quema de cohetes.
Sin embargo, por estar al frente de la parroquia y ser el único representante legal de la misma, en adelante se esmerará en formar la conciencia de su pueblo en esta materia tan delicada y pedirá a los organizadores de cada festejo religioso que se ciñan a las normas dadas por la legislación vigente, pues, de otra manera, serán los responsables de cualquier contingencia ante las instancias correspondientes. Si alguien incurre en una conducta contra la ley, la Iglesia se mantendrá respetuosa del ámbito de las facultades propias de las autoridades civiles.
II. Las celebraciones festivas, vinculadas a la Iglesia, no necesariamente deben incluir la quema de pólvora, pues la ofrenda que le agrada a Dios brota de lo íntimo de nuestro corazón y toda expresión externa de esa ofrenda debemos purificarla, de modo que sea grata a sus ojos.
El dinero de las colectas que se realizan entre las familias de la comunidad, puede destinarse también a las ofrendas florales, alfombras, tapetes o música; a la restauración y embellecimiento de su templo; a la edificación y amueblamiento de espacios para los trabajos pastorales en la parroquia; a la ejecución de alguna obra social; al cuidado de los enfermos o a la asistencia y promoción de los más pobres y necesitados de la comunidad.
III. Los organizadores de una fiesta religiosa, cuando se empeñen en la compra y quema de la pólvora, deberán cumplir con los siguientes requisitos, que dispone la Diócesis de Tlaxcala y, en último término, acogerse a la legislación y reglamentación civiles en esta materia:
1) Obtener, por escrito y en cada caso, el permiso de las autoridades civiles correspondientes y acatar sus indicaciones, incluido el traslado de la pólvora.
2) Evitar los excesos y las competencias con las comisiones de años anteriores o con otras comunidades o pueblos, respecto a las cantidades de pólvora consumidas.
3) Resguardar la pólvora por el tiempo mínimo que se requiera y en un lugar seguro, donde no se exponga a las personas.
4) No almacenar pólvora ni explosivos en los espacios propios de la parroquia, ni en las casas–habitación. Tampoco guardarlos como reserva o inversión para un festejo futuro.
5) Este delicado oficio nunca se dejará a la improvisación o espontaneidad y lo desempeñarán únicamente las personas capacitadas y autorizadas por las instancias civiles correspondientes.
6) La quema se hará en un lugar seguro, lejos de los espacios de convivencia de las personas; nunca entre los puestos de vendimias, ni bajo los transformadores o cableados, y siempre y cuando las condiciones atmosféricas no sean adversas.
7) Por el riesgo mayor que implican, han de evitarse los espinazos, pinos o enchorizados en las calles, en los atrios de los templos y en cualquier espacio donde haya proximidad o tránsito de personas.
IV. Para nuestro pueblo tlaxcalteca ha sido muy importante el uso de la pólvora en sus fiestas. Los usos y costumbres sean bienvenidos siempre y cuando no contravengan la ley vigente y no atenten contra los derechos y la seguridad de los ciudadanos. En este sentido, nunca serán demasiados los cuidados que pongamos para evitar una nueva desgracia.
Exhorto a las instancias correspondientes para que, en conocimiento de esta disposición dada a las 73 parroquias de la Diócesis de Tlaxcala, incluidas sus diversas comunidades, actúen de acuerdo a su competencia en esta materia tan importante.
Tomando en cuenta que la compra y quema de pólvora tiene una larga tradición en nuestro Estado de Tlaxcala, todas las instituciones y el pueblo mismo somos, de una u otra manera, por acciones u omisiones, corresponsables en las desgracias que han acontecido.
En este momento tan doloroso para el pueblo tlaxcalteca, más que buscar culpables o provocar enfrentamientos de personas o de grupos, miremos hacía el futuro, mantengámonos unidos y manifestemos nuestra solidaridad con los familiares de nuestros hermanos que han muerto y con aquellos que están heridos en su cuerpo o en su interior.
El amor es el único bálsamo para curar las heridas del corazón y todos podemos compartir lo que somos y tenemos. Aún es tiempo. Que nadie permanezca indiferente ante tantos sufrimientos y necesidades, porque todos somos hijos de Dios, nuestro Padre común, que nos quiere ver unidos, reconciliados y en paz.
Este comunicado se leerá en todas las misas del 7 de abril, domingo de la “Divina Misericordia”, y quedará expuesto a la vista de la comunidad en cada uno de los templos de la Diócesis de Tlaxcala.
+ Mons. Francisco Moreno Barrón
Obispo de Tlaxcala
Tlaxcala, Tlax. Abril 2 de 2013