RECUENTO

03 julio, 2012

edgarconde@indicemedia.com.mx / www.twitter.com/su_excelencia

Los resultados que registró Tlaxcala en las elecciones del pasado 1 de julio son motivo de reflexión. Especialmente porque prácticamente enviaron al tercer lugar de las preferencias al partido en el gobierno.

Son varios los factores que provocaron esta debacle. Y de no corregirse, representarán otro revés en los comicios intermedios que se celebrarán en prácticamente poco más de un año. Este es el recuento de los daños

Ya se había insistido que la ciudadanía cobraría las facturas por el desempeño mediocre tanto en algunas instancias del gobierno estatal como en diferentes municipios (se citaron los casos particulares de Tlaxcala, Huamantla, Tlaxco, Zacatelco y varios más).

Y pese a ello, no se tomaron las medidas oportunas que redefinieran el rumbo.

También influyó la desorganización evidente de un PRI que, a pesar de las exigencias sociales, mantuvo el mismo esquema sectario y anquilosado de hace años, donde predominó la imposición, no sólo de candidatos, sino de operadores.

El virtual presidente de la República, Enrique Peña Nieto, se desligó de políticos que representaban al “viejo PRI”; pero en el caso de Tlaxcala, no se tomaron las mismas medidas.

No podemos dejar de considerar que al interior de dicho partido se dieron un cúmulo de deslealtades, principalmente de “connotados” priístas, quienes a la par que se hicieron presentes en la estructura del partido en el poder, realizaron proselitismo a favor de otros partidos.

Baste como ejemplo el siguiente ejercicio. En la elección de Presidente de la República, el Partido Acción Nacional Obtuvo casi 97 mil votos; el PRI, poco más de 182 mil sufragios, y el PRD más de 207 mil papeletas.

En el caso de la elección de Senadores, los albiazules alcanzaron poco más de 138 mil boletas; los tricolores alcanzaron el apoyo de poco más de 121 mil electores, y los amarillos convencieron a 164 mil ciudadanos.

Finalmente en el caso de las diputaciones federales el PRI alcanzó una posición (en el primer distrito), y las izquierdas tendrán dos curules (las correspondientes de los distrito II y III).

Con estas cifras es fácil ver cómo los mismos operadores jugaron a dos o tres opciones diferentes.

A eso, sumemos un dato interesante: grupos y liderazgos que apoyaron a ganar la gubernatura a Mariano González Zarur, poco o nada han recibido del actual gobierno (ni posiciones, ni programas, ni apoyos). Bien pudieron tomar revancha y cobrar la factura respectiva.

Por lo pronto, se fortalece el Partido de la Revolución Democrática en Tlaxcala como la primera fuerza política y con estos resultados, dicho organismo echará toda la carne al asador para buscar el mayor número de alcaldías y diputaciones locales para las elecciones del próximo año.

La duda es si seguirá el partido en el poder con la misma parsimonia que le arrebató las simpatías de los electores en Tlaxcala.

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