EL PAN SIN SAL PERO CON OLIVA

16 julio, 2012

Escribe ALEXIA BARRIOS G.

Juan Manuel Oliva, el ex gobernador de Guanajuato, el único que puede presumirle a los panistas que ganó su entidad a Calderón y al PRI, hoy por hoy, se quiere quedar  con todo el pastel de su partido, así sean sólo despojos. Pero sabe esperar y llegado el momento tomará al PAN desalinizado por asalto, para eso está tejiendo fino: él podría ser un factor de unidad; con el único gobernador que le queda (su delfín en su tierra), con la fuerza del Yunque del Bajío (Jalisco y Guanajuato), con simpatías entre algunos afines a la ex candidato presidencial (finalmente fue el único que operó con éxito la pasada campaña), con la anuencia de Ernesto Cordero  al que ya aprobaría para ser próximo coordinador de los senadores panistas y, por ahora, con una relación de tolerancia con Felipe Calderón.

Pero esa relación de respeto con Gustavo Madero y Felipe Calderón acabará pronto porque Oliva sabe que de no hacerlo, el PAN tiene el riesgo de naufragar y de dividirse.

Muestra de ello son las posturas que se han estado difundiendo en redes sociales de panistas contrastantes como el ex priísta Javier Lozano, el “teórico” Luis Pazos, el “apestado” josefinista Roberto Gil, y sin duda, el senador Ricardo García Cervantes, que no es cualquier posición. En el portal Sinembargo.com, Ricardo García Cervantes, en la entrevista con Álvaro Delgado, expone la crítica más dura al legado de Vicente Fox y Felipe Calderón, a quienes acusa de haber convertido a su partido en “simulación y el cinismo”, y advierte que “los grupos responsables de la corrupción interna son los que harán la ‘reflexión’ sobre las causas del derrumbe y, luego, se repartirán el botín. ‘¡Son grupos de interés, muchos de ellos de negocios y de negocios ilícitos! Son grupos cohesionados por sus prácticas de corrupción frente a otros grupos y todos se saben capaces de cualquier cosa’”.

El aún senador, acusa que dinámica facciosa que ahora dirige su partido “nació al suprimirse el principio de subordinar la política a la ética”. Y sentencia: la “restructuración”, “refundación” o “reconstrucción” del PAN  lo harán las mismas facciones que hundieron a ese partido y, por tanto, no habrá credibilidad.

Con nombres y apellidos, el legislador panista se refiere a Felipe Calderón, Luis H. Álvarez, Luis Felipe Bravo Mena, Germán Martínez y César Nava, quienes convocaron al CEN del PAN a realizar una asamblea nacional extraordinaria antes de que termine el año para la “refundación” de su instituto político.

¿Juan Manuel Oliva será parte de esta facción a la que acusa Ricardo García? Seguramente no lo es, porque Oliva forma parte no de una facción sino de una “secta político-religiosa”, el siempre negado, jamás probado, pero siempre presente grupo conocido como el Yunque, ideológicamente ubicado en la derecha ultraconservadora, heredero directo del sinarquismo, aliado natural del ex “club de Roma” de la Iglesia católica mexicana, y, siendo claros: los enemigos históricos del jacobinismo del PRI.

A lo largo de su historia, el PAN ha sufrido al yunquismo en otras expresiones al grado que los ha expulsado de sus filas por violentos, sucios y por no respetar los principios doctrinarios de sus fundadores. Ahora, la facción que defendía los principios panistas están muy debilitados, están noqueados política y electoralmente y de las dinastías sobrevivientes la única fuerte es la de los Zavala Gómez del Campo (o sea, de la familia de Margarita).

Por esta misma razón, el yunquismo sabe bien que no hay tiempo qué perder. Y ya establecieron sus líneas de acción: poner sobre la mesa la lista de errores del foxismo-calderonismo en relación con el regreso del PRI:

UNO, el PRI partido más beneficiado de la situación que vive el panismo que el tricolor, pues a pesar de sus errores, divisiones y carencia de votos, ha logrado reubicarse y recuperar la Presidencia de la República.  Es el tricolor: porque el que ha sabido sacar provecho del descontento ciudadano con los “gobiernos del cambio”.

DOS, el PRI es el que ha utilizado la inexperiencia de los panistas en la administración federal para sacar provecho y colocar a militantes suyos en puntos fundamentales del gobierno foxista y calderonsta.

TRES, no debe pasar desapercibido que el PRI es el partido más beneficiado con el alto nivel de abstencionismo en varias entidades donde la gente no vota más por el PAN o por el PRD. Aun perdiendo votantes, el PRI logra ganar o manejar la percepción de que sigue recuperándose. Así fue como logró avanzar con Peña Nieto, mientras perredistas y panistas se debatían en temas estériles.

CUATRO, el PRI y no AMLO -como  debió ocurrir si hubiera sido un opositor inteligente—, fue el partido que ha logrado capitalizar para sí el desgaste de los panistas en las principales ciudades del país que, en los últimos 12 años, había conquistado aceleradamente y así aceleradamente también perdió plazas importantes.

CINCO, el priismo ha ido administrando los tiempos políticos para sacar provecho propio, ya sea para abonar a las causas comunes con los panistas (como el caso de algunas reformas económicas) o perredistas (como los presupuestos de egresos de la federación para sus estados, el GDF y algunos municipios de alta densidad poblacional).

SEIS, los priistas “involuntariamente” han ampliado su presencia en el PAN con sus disidentes (Juan José Rodríguez Prats, Francisco Gil, Javier Lozano, Diódoro Carrasco, José Antonio Meade, etc.).

SIETE, el PRI es el que mejor conoce el sistema electoral, las minucias legales y territoriales de los procesos democráticos, desde el municipio hasta la Presidencia de la República y, por lo tanto, el partido que logra ganar aún en disputas cerradas y turbias. El PAN con todos años en el escenario político nacional y con sus 12 años en la Presidencia de la República, no ha sido capaz de entender estos temas. Del PRD y sus aliados, sólo podemos decir ni siquiera cuentan con un instituto de estudios capaz de formar cuadros para el análisis, debate y defensa del derecho electoral mexicano. Ni PAN ni PRD tienen un cuadro capaz de hacerle frente a los experimentados abogados priístas. ¿Es culpa del sistema o de que los partidos no quieren invertir en sus academias?

Todo lo anterior lo sabe Juan Manuel Oliva y su grupo político-religioso y busca dar marcha atrás a esta “sana convivencia con el PRI”. Su dirigencia sería todo lo contario, sobre todo, a aprovechar los vacíos y exclusiones sociales que está generando el discurso del movimiento lopezobradorista redimensionado como “Frente en Defensa de la Democracia”, que le está abriendo el espectro para que reposicione al panismo.

¿Tendrán éxito los yunquistas? ¿Podrán tomarle la medida al PRI y al peñanietismo? ¿Le comerán el mandado a los lopezobradoristas en su radicalización discursiva?

Para empezar, ya le echaron el ojo a la debilidad del gobierno de Rodrigo Medina en Nuevo León, al que quieren ver renunciado. Esa sería su primera condecoración.

alexiabarriossendero@gmail.com

Comentarios