PRÓXIMAS LAS ELECCIONES

25 junio, 2012

* Vayamos a votar.

Estamos ya a una semana para que se lleven a cabo los comicios federales por medio de los cuales, los mexicanos, renovaremos al Poder Ejecutivo y al legislativo (cámaras de Senadores y Diputados).

Frente a un desarrollo mediático en el que los partidos se vieron inmiscuidos en diferentes escaramuzas de una guerra de lodo, llegamos al final del proceso en medio de varios escenarios.

El primer escenario, y el más deseado, es que los electores en general se vuelquen a las urnas en una verdadera fiesta democrática para que, por medio de un voto razonado y libre, decidan por la opción que consideren más efectiva para conformar los poderes que se renovarán.

Al tener una afluencia masiva en los comicios, se estará legitimando una elección que está urgida de la participación responsable de cada uno de los electores.

El segundo escenario, el menos deseado, es que predomine entre los ciudadanos un ánimo de apatía y escasa participación, que terminen ensuciando la decisión mayoritaria expresada a través del sufragio en las urnas.

Una escasa participación no ayuda en nada para consolidar nuestra tambaleante democracia, pues seguirá imperando la misma dinámica por medio de la cual un escaso porcentaje es el que decide quién nos gobernará.

Hay más escenarios, los más improbables, pero no por ello imposibles. El más preocupante es que después de que termine la jornada electoral y, pese al compromiso asumido por los cuatro candidatos presidenciales, de respetar los resultados de las elecciones, se desate un ambiente hostil y de enfrentamientos entre los simpatizantes de cada uno de los partidos políticos participantes.

Debe quedar muy claro que el voto ciudadano es, sin lugar a dudas, el único mecanismo legal y válido para determinar quién nos debe gobernar; y que ni las manifestaciones ni las movilizaciones pueden quedar por encima de la voluntad popular; no en vano pervive en nuestros días aquella frase latina: “vox populi, vox Dei”.

Otro escenario, con mucho el más disparatado, es que “fuerzas oscuras”, representadas por elementos del crimen organizado impidan el desarrollo pacífico y ordenado de esta fiesta democrática.

Finalmente, el escenario más irreal, es que la elección sea manipulada desde el interior del propio Instituto Federal Electoral. Este escenario es, sin embargo, el más dañino para nuestra democracia, pues se pondría en tela de juicio la labor de cientos de miles de ciudadanos que fueron seleccionados al azar para que se desempeñen como funcionarios de casilla.

Pero no sólo eso; este escenario también pondría en tela de juicio la responsabilidad de los propios partidos y se representantes en las casillas, quienes no habrían realizado efectivamente su labor.

Cualquier de las opciones quedarán desterradas cuando los ciudadanos asistan masivamente y pongan en práctica uno de sus derechos civiles más importantes: elegir a sus gobernantes.

Vayamos a las urnas y, con nuestra participación, consolidemos el desarrollo democrático de nuestro país.

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