HÉROES ANONIMOS Y DESCONOCIDOS

03 junio, 2012

* Nunca es tarde

La oportuna intervención del heroico Cuerpo de Bomberos de Tlaxcala, junto con otros cuerpos de auxilio en la entidad, permitieron combatir y controlar de inmediato una conflagración que, afortunadamente quedó en susto, pero que hizo revivir os temores vividos en la guardería ABC en el estado de Sonora.

Viene a cuento la comparación porque precisamente el lugar del incendio, una fábrica textil, estaba cercana a una guardería donde los menores ya realizaban sus actividades cotidianas. Y es más escalofriante el parecido porque el humo producto del incendio precisamente se dirigía hacia la estancia infantil.

Pero independientemente del saldo blanco que se registró tras el percance, llama la atención que para las autoridades estatales, una oportuna atención de los cuerpos de emergencia es un asunto de poca o escasa importancia y nuevamente se deja sin reconocer el trabajo de quienes arriesgan su vida para proteger la de otros.

Los bomberos, que arribaron al lugar del incidente a los pocos minutos de haberse iniciado, nuevamente pasaron a engrosar las filas de los miles, quizá cientos de miles de héroes anónimos que pueblan nuestra país.

Y, mientras ni la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Tlaxcala (SSPE) ni el gobierno del estado han sido capaces de brindar un reconocimiento público por la oportuna y eficiente intervención de los bomberos que trabajaron de manera eficaz para evitar una desgracia de la cual nos estaríamos lamentando.

Particularmente cuando siguen frescos y vivos los recuerdos de las decenas de niños que murieron en la guardería ABC por un incendio que fue atacado de manera tardía.

Ahora que el fantasma de ABC se pasea por Tlaxcala, surge el llamado para las autoridades de Protección Civil, para que redoblen su trabajo en acciones de previsión y revisión de los centros de trabajo que se consideren riesgosos y que operen cerca de espacios densamente poblados o de centros escolares.

El llamado, urgente, nos obliga, como sociedad, a generar las condiciones necesarias para estemos alerta frente a situaciones de peligro; pero el sentido común nos obliga a realizar una enérgica voz de alerta a las autoridades, incluso municipales, para que revisen y modifiquen el uso de suelo en las diferentes zonas de cada municipio.

No queda sólo en la anécdota este hecho; pues mientras mayor sea la población de la entidad, van cambiando radicalmente las condiciones en las que cientos y miles de personas se desenvuelven cotidianamente y frente a ello, lo único que se puede hacer es una constante adaptación de las autoridades para garantizar a la ciudadanía condiciones de seguridad para desempeñar sus labores cotidianas con el menor número de riesgos posibles.

Sea este, un reconocimiento público y merecido para aquellos héroes que siguen, desde el anonimato, brindando seguridad y protección a la ciudadanía; pero también sea un llamado de atención para corregir las irregularidades con las que operan empresas y particulares. Y sobre todo, que sea este editorial una manera para hacer que los mandos reconozcan, por fin, la heroicidad de quienes arriesgan su vida y no son reconocidos.

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