“DEBATE” Y DAIP

07 mayo, 2012

Escribe CLAUDIO CIRIO ROMERO

Cualquiera puede informarse lo suficiente y darse cuenta que estrictamente lo que vimos (los que pudimos y quisimos, claro) la noche de este domingo 6 de mayo, claro que nos es un debate.

Un debate precisa dos (no más, sólo dos) posiciones a confrontar. ¿Cuáles fueron esas dos posiciones en las que se movieron los candidatos presidenciales? Es una pregunta seria, no ocurrencia del momento.

Me ha dicho mi amigo Agustín Millán, ex comisionado del INFODF en el twiter que “con ese formato del debate y sus resultados, difícilmente los ciudadanos podrán «informarse» adecuadamente.”

Antes en un intercambio de opiniones me ha dicho que “…la gente debe sacar sus conclusiones más allá de la publicidad”. Y le respondo a lo anterior que eso que él llama “la gente”, sólo son los ciudadanos que se informan (en estricto sentido de los que pueden votar). Es decir los mayores de dieciocho años, que, por ejemplo vieron el debate.

¿Quién ganó el debate? Es la pregunta que a casi a todas las encuestadoras pareciera preocuparles.

Pero a al mexicano a ras de suelo, y digo que no tengo en esta frase ninguna intención propagandística o demagógica (por si algún malintencionado lector interpreta lo que quiera), eso es lo que en un día después no tiene ningún sentido.

Que ganó equis o ye. Que si Yosgart (el portero del Cruz Azul) no debió haber salido como salió (Corona por lesión se fue), pero por esa salida le empataron a La Máquina y ahora se les complica también en La Libertadores. Lo que no tiene ningún sentido en los intereses de la cementera. Como el que los Lobos BUAP no llegue a la primera división del futbol mexicano.

Un debate presidencial en estricto es, con sus bemoles claro (antes de que me acusen de purista o academicistas), la confrontación de dos propuestas. Perdón por ser tan rígidos, un debate es entre dos.

¿Cuáles o quiénes fueron los dos de nuestro domingo 6 de mayo de 2012?

Es la pregunta que primeramente deberían responder lo que se dicen estar bien informados. Muchos de ellos, hasta les pagan por decir que están así.

Si, hipotéticamente, un niño (vamos a decir que de doce años) se levantara, fuera a la escuela y aprendiera mucho de lo que sus profesores le platicaran, llegará a su casa e igual está feliz de que mamá y papá le dicen que lo quieren, todavía preguntará que “por qué hay señores que se pelean por ser presidentes”; Uno ¿qué podría decir?

La respuesta es por un infante. Uno no puede salir con una que responda a nuestra condición convenenciera de adultos. O sea hacer que los niños aboguen por la causa adulta.

Me motiva suficiente, abordar este tema porque si el Derecho de Acceso a la Información Pública, en sus términos de Derecho Humano Fundamental se cumpliera; más que estar esperando quién ganó el debate, habría que preguntarnos, sin decírselo a nadie, quién nos convenció.

Pero esto también es un riesgo. Un demagogo fácilmente se disfraza de demócrata. Lo he discutido con Millán en twiter. Seguro que me he dado a entender dificultosamente, pero, y disculparan por el exceso de ser explicito, hay un candidato que puede en un “debate” decir que está a favor de la educación, cuando el partido que lo postula es la cara partidista de los intereses contrarios.

¿En qué se gastan las cuotas sindicales del SNT?, grita un maestro de base. La respuesta es un silencio nefasto.

Tenemos mucho por trabajar en torno a la trasparencia y su relación importante a la hora de decidir por quién votar.

ccirior@caip-tlax.org.mx twiter: @ccirior

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