ACTUAR TARDÍO, ¿INGOBERNABILIDAD?

27 mayo, 2012

* Una SEGOB, endeble.

Las recientes manifestaciones que protagonizaron vecinos de San Miguel del Milagro, reflejan la fórmula con la que el gobierno de Tlaxcala maneja las crisis políticas: el uso de la fuerza pública, antes que el diálogo y la negociación.

Lo peor del caso es que al minimizar los efectos de movimientos sociales que, independientemente de la legitimidad de sus demandas, las autoridades estatales apuestan a todo, menos a buscar una solución consensuada y política.

Queda en evidencia que el encargo que tiene el secretario de Gobierno, Noé Rodríguez Roldán, es la cerrazón y la sordera. Es grave que, tras más de un año, los diferentes problemas políticos que han surgido en la entidad hayan llegado a los extremos en los que se desbordan los ánimos ante una deficiente política de gobierno.

Un actuar tardío, que raya en la omisión de la Secretaría de Gobierno, es el sello que caracteriza a la administración de Mariano González Zarur en los diferentes conflictos políticos y sociales que ha registrado la sociedad en los últimos meses.

El último caso, un conflicto particular que terminó en trifulca entre la ciudadanía y policías estatales, resultó en cuatro policías lesionados y 18 habitantes detenidos, entre ellos un menor de edad.

De acuerdo con los reportes periodísticos y policíacos, la golpiza que propinaron los vecinos de san Miguel del Milagro a cuatro policías, pudo desbordarse en un intento de linchamiento con proporciones insospechadas que afectaría la paz social de la entidad.

Más grave resulta que en esta acción violenta fuera respalda por el presidente de comunidad de San Miguel del Milagro, Gracia Ramírez Vega, sin que exista la responsabilidad judicial por estas acciones.

El conflicto, desbordado frente a la incapacidad o la inacción de la Secretaría de Gobierno, requiere una revisión al cometido de quienes se desempeñan en esa dependencia, pues la sociedad reprueba que en la entidad abunden más conflictos que pudieron ser resueltos con un eficiente trabajo político.

La sociedad tlaxcalteca reprueba actos violentos que en nada aportan a la convivencia pacífica de los habitantes; la solución a los conflictos está en el diálogo y en la atención oportuna de las instancias responsables de generar una gobernabilidad pacífica.

En efecto, el uso de la violencia es el último recurso en la atención de los problemas y en las inconformidades sociales; y también es la más ruin de las opciones frente a la falta de capacidad para consensuar pensamientos divergentes e incluso opuestos.

Por eso es urgente deslindar responsabilidades jurídicas y laborales para ejercer el pleno imperio de la ley que garantice en la población la certeza de vivir en un estado de derecho.

Dejar de aplicar la ley y el sentido común sería un retroceso con el cual Tlaxcala viva en un estado de indefensión.

Comentarios