26 marzo, 2012
Escribe SAMANTHA CONDE HUERTA
La religión siempre ha sido motivo de charlas y debates entre el ser humano. Existe una gran cantidad de religiones y sectas, y todas ellas nos hablan de un mismo propósito: amar a un Dios; un Dios, por cierto, que nos provee de todo bien, es misericordioso y vengador de las malas acciones.
Pero detrás del lado bueno de la religión existen grandes cantidades de mentiras e intereses que no precisamente buscan un bien para el ser humano, si no todo lo contrario.
No con esto quiero sonar, como atea, que va en contra de todo lo que tenga que ver con “creer”, pero es necesario aceptar que hemos sido manipulados durante siglos con una institución que no ha hecho más que inducirnos a su antojo; Marx tenía toda la razón cuando dijo que “la religión es el opio de todos los pueblos”, pues a pesar de ser la principal balanza de nuestros valores, nos alienta con mentiras, con el único fin de obtener cada vez más poder haciendo una competencia “fantasma” con el gobierno.
México se encuentra en una situación social-económica-política-social y cultural muy compleja, generada quizá por una mala organización por parte del gobierno y el pueblo, lo que derivó, sin problemas, en una guerra de narcotráfico, que hasta el momento no ha tenido sosiego alguno. Hay quienes tienen la firme idea de que nuestra iglesia está coludida con los presuntos narcotraficantes pues son ellos los principales benefactores de dicha institución.
Además, como país, hemos tenido muchas limitaciones debido a la crisis que ha permanecido como constante durante los últimos años y que no nos ha permitido ayudar a erradicar la pobreza extrema en la que se encuentran muchas comunidades indígenas de México; son muchas las razones por las cuales no tenemos otro tipo de oportunidades y no las tendremos si seguimos con nuestra misma actitud conformista.
Traer al Papa a México es importante en cuestión de fe, sobre todo para un país cien por ciento creyente y falto de la misma, además falto de esperanza y valor; para muchos representa más que una persona, es el mensajero de Dios entre nosotros; pero nuestra doctrina marca que Dios, ese ser tan lleno de luz, vive en cada uno de nosotros.
Es un tanto incongruente que nuestro gobierno recorte los apoyos federales (cosa que no se me ocurrió a mí, es un hecho y fue nota de varios diaros nacionales, uno de ellos fue Excélsior: http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=negro-nota&seccion=el-papa-en-mexico&cat=412&id_nota=820170) hacia las diferentes instituciones que necesitan inversiones; por ejemplo, México es uno de los países con un gran déficit en educación y salud, y por tales motivos el hecho de gastar millones de pesos en traer al Papa en estos momentos en los que la situación no es la mejor, es un hecho incongruente que además los creyentes no ven.
Para muchos será una opinión hereje, y, se vale, pero no es posible que nos estemos dejando llevar de esta manera, que estemos ignorando tantas cosas que están sucediendo y que además no hagamos nada por conocer más, y simplemente dejarnos llevar por lo que se nos ofrece.