UN MUNICIPIO SIN ACUERDOS

19 marzo, 2012

* La ineptitud ha podido más que la razón.

Degradante, no sólo para el municipio de Huamantla, si no para el estado de Tlaxcala, que perviva el estilo impositivo de gobernar, en el que poco o nada valen las opiniones y puntos de vista de los gobernados.

Eso es lo que refleja un gobierno municipal priísta que, con sus acciones, abona no sólo al encono ciudadano, sino a la pérdida de votos frente a una inminente elección federal, y se convierte en un lastre para un priísmo que busca retomar un territorio que recuperó tras doce años de sequía política.

La cerrazón obsequiada por Carlos Ixtlapale Gómez en los intentos para solucionar el conflicto que vive Huamantla tras la reubicación de los tianguistas de los miércoles no es, ni por asomo, la forma que permita solucionar un conflicto que, de no atenderse correctamente, puede salirse de control y tomar caminos inesperados.

Es cierto que en su calidad de autoridad municipal, el alcalde cuenta con la capacidad para determinar las condiciones con las que puede operar un particular en el municipio a su cargo; pero también es cierto que tras el cúmulo de yerros en que incurrió personal de la comuna, lo menos que puede esperarse en este conflicto es una negociación política concertada.

Máxime cuando la figura del alcalde de Huamantla, Carlos Ixtlapale Gómez, ha perdido cualquier capacidad de diálogo y tiene que salir, de las instalaciones del Congreso del Estado, entre rechiflas, abucheos y la demanda de poner remedio a la reubicación de los comerciantes de los miércoles.

Vergonzoso resulta que la única opción propuesta por el munícipe sea la reubicación de los tianguistas en el Centro de Servicios, Comercio, Abasto y Transporte (Cescat), localizado al sur de la cabecera municipal, particularmente porque desde la primera sesión de cabildo de la administración que preside Ixtlapale Gómez, el propio munícipe solicitó al pleno del Ayuntamiento la autorización para expropiar varios predios en los cuales se construiría un Parque Ecológico y las instalaciones para el tianguis de los miércoles.

Es reprobable que al término del encuentro entre tianguistas y autoridades municipales, mediadas por diputados locales, una camioneta de policías vestidos de civiles hayan comenzado con provocaciones hacia los comerciantes que únicamente pretenden un espacio digno para realizar sus actividades comerciales.

Es denigrante para el ejercicio de la política que en lugar de mostrar disposición para el diálogo y la confrontación de ideas, desde el interior de la comuna huamantleca se aliente la confrontación física y la intimidación en contra de quienes luchan por la preservación de sus derechos.

Y más denigrante para un priísmo ávido de votos que el alcalde Carlos Ixtlapale se haya retirado sin con seguir un acuerdo que solucione el conflicto y, en cambio, se haya retirado dejando a los legisladores apara que consensaran otra fecha para una reunión más en la que se discuta y solucione este problema.

Es una lástima que la imagen más real que tengamos en este momento del alcalde Huamantla sea, lo que Jean Jacques Rousseau en el Contrato Social define: “un tirano es un rey que gobierna con violencia y sin respeto a la justicia ni a las leyes. Según el sentido exacto, un tirano es un particular que se arroga la autoridad real sin tener derecho á ella (…) según esto tirano y usurpador son dos palabras enteramente sinónimas (…) un tirano es aquel que se pone contra las leyes a gobernar según ellas; un déspota, el que se hace superior á las mismas leyes. Así es que un tirano puede no ser déspota, pero todo déspota siempre es tirano”.

Es absurdo que el gobernador del estado, Mariano González Zarur, ignore lo que está pasando en Huamantla, cuando pudo evitar el encono social. ¿Esa es su labor en la reconstrucción del tejido social?… No debería de engañar a la ciudadanía con palabras huecas.

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