12 marzo, 2012
Escribe EDGAR R. CONDE CARMONA
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Aunque diga lo contrario, Ángel Meneses Barbosa tendrá que rendir cuentas ante las autoridades judiciales. Y desde esta óptica, lo más sano es que mientras se deslindan responsabilidades y se lleva a cabo la investigación, el alcalde de la ciudad sarapera abandone el cargo temporalmente.
Reza la conseja popular: “tanto peca el que mata a la vaca, como el que le agarra la pata”, y la falta en que incurrió el munícipe chiautempense tendría que ser perseguida por la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), “de oficio” pues no es delito menor la omisión de la Ley.
Es inaceptable el dicho del alcalde Ángel Meneses de que “(Antonio Solano Morales) él es responsable de sus actos y si él cometió algún acto ilícito, tendrá que afrontar las consecuencias porque aquí no hay impunidad, ni en el municipio, ni en el estado”.
Especialmente porque el también presidente de la asociación de alcaldes priistas de Tlaxcala admitió que el procedimiento para la contratación de personal fue violentado ya que “solo se contrato por su currículum y por su experiencia…el llega a pedirme la oportunidad”.
El caso es que el ex director de la policía municipal, Antonio Solano Morales sólo permaneció un mes y en ese lapso de tiempo no hubo una indagatoria. Y en cambio sí tuvo tiempo suficiente para involucrarse en actividades ilícitas.
A decir del mandatario municipal, Solano Morales “(…) desempeñó su función conforme yo se lo indiqué, incluso dimos de baja a policías que cachamos en cuestiones que no cumplían con la ciudadanía, y hasta ahorita no tenía ningún reporte de él”.
¿Acaso Meneses Barbosa es tan inocente como para haber pensado que su ex director de policía llegaría a reportar que él mismo actuaba fuera de la ley? ¿O de quién esperaba reportes, si él no hizo lo necesario para conocer más a fondo de su subalterno?
El caso es que, ahora que está en el ojo del huracán, Ángel Meneses diga, casi con cinismo: “Ahora voy a nombrar a un encargado y revisaremos en días posteriores y pondremos énfasis en que el que llegue a asumir la responsabilidad tendrá que pasar por todos los exámenes de confianza”.
La pregunta es lacerante ¿Por qué no lo hizo entonces con Antonio Solano Morales?