GOBIERNO SIN PREBENDAS

26 marzo, 2012

*  ¿Temor o precaución?

Acaso las palabras del gobernador de Tlaxcala, Mariano González Zarur, pronunciadas en Huamantla, durante la octava Reunión Regional, tengan un propósito específico, benéfico. Lástima que las palabras vayan en contra de los hechos.

Tras haber dicho que su administración no concede “canonjías ni prebendas” y que la única forma de reconstruir el tejido social de la entidad es con transparencia, difícilmente se podrá creer que esas palabras sean ciertas.

Imposible será, para la administración estatal, si, a contrapelo del discurso, las acciones dividen, polarizan, restan credibilidad. No habrá cohesión social si, como lo demostró en Huamantla, el gobierno de Tlaxcala no convoca a los medios de comunicación a darle seguimiento puntual de actos y hechos que bien valdría la pena elogiar por su finalidad.

Pero no fue así. Y sus palabras, fueron borradas de un plumazo. Porque con esas acciones demostró que no pretende la restauración del tejido social; no busca la unidad de los tlaxcaltecas, no actúa con transparencia, no convence con su propósito de la unidad.

Y, entonces, surgen las dudas. ¿Acaso el gobierno de Tlaxcala dejó de convocar para no avivar los cuestionamientos que se hacen desde todas las trincheras a un presidente municipal, emanado del mismo partido que el que parió al gobernador, pero que ha perdido toda credibilidad frente a la ciudadanía a través de cuestionamientos, plantones y acusaciones?

¿O se tratará entonces de evitar, a toda costa, que los medios difundan el verdadero mensaje gubernamental que pretende denostar, sin decir nombre y apellido, una administración panista, con claros tintes electorales?

¿Se trata de que Mariano González ya fijó la línea de cerrazón ante los medios de comunicación que caracterizará a su administración en los 61 meses que le restan en el poder, porque no soporta que haya voces disidentes o porque no sabe que las críticas que reciba son observaciones que debe superar y mejorar?

¿Puede ser que se sienta traicionado porque los medios de comunicación han hecho uso de la libertad de expresión y quiere contrarrestar los daños de una estrategia fallida, pues los principales enemigos están dentro de las filas de sus colaboradores y amigos, que le han ocasionado más daño que beneficio?

¿Tiene miedo el actual gobierno de reconocer abiertamente los errores cometidos por algunos de los más cercanos al titular del Ejecutivo Estatal, y que dichos yerros sean sometidos al escrutinio público de los medios?

Esta cerrazón demuestra únicamente temor. No quiere, un gobernador priísta, entregar malas cuentas a su partido y a su candidato; y menos lo quiere cuando el hijo de ese gobernador, que nunca había estado formalmente en la política, de la noche a la mañana se convierte en el coordinador estatal de la campaña presidencial de su partido.

Acaso desconozca el gobernador que su deseo de reconstruir el tejido social, un mal que ya se curó desde hace meses, es a través de la suma, no de la división; quizá no sepa González Zarur, que la transparencia se observa en los hechos, no en el discurso; y probablemente no exista idea, al interior de la administración estatal, de que las prebendas y las canonjías más que lastres, bien empleadas pueden convertirse en armas efectivas para la consecución de objetivos y metas.

Pero, lastimosamente, en el caso que nos ocupa, observamos que las palabras son desmentidas por los hechos. ¡Qué pena!

Y por cierto, ojalá el gobernador enseñe a sus pupilos a que cumplan la palabra empeñada con el pueblo, así como lo presumió a los cuatro vientos -el pasado sábado- el alcalde de Huamantla, Carlos Ixtlapale Gómez, que ni la conoce.

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