26 marzo, 2012
Escribe EDGAR R. CONDE CARMONA
(edgarconde@indicemedia.com.mx / Twitter@su_excelencia)
Diría un sarcástico irredento: “Ahogado el niño… échenle un lacito”.
Fue el escándalo, en el que el ex director de la policía municipal de Chiautempan resultó involucrado en un posible caso de secuestro, el detonante que alertó sobre la necesidad de revisar la nómina de los cuerpos policíacos en los 60 municipios de la entidad.
Y aunque tarde -porque estas acciones debieron ocurrir hace un año y tres meses–, es plausible el anuncio realizado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública (SESESP), de aplicar más un mil 358 exámenes de confianza a igual número de efectivos que se desempeñan en los cuerpos policíacos de los 60 municipios.
La medida servirá para despresurizar la desconfianza ciudadana hacia los cuerpos policíacos. Especialmente cuando es imprescindible garantizar que sean personas de alta solvencia moral las que dirijan los esfuerzos en la prevención del delito, en las 60 comunas de la entidad
Lo que si resulta lamentable es que las acciones anunciadas por el titular del SESESP, José Juan Temoltzin Durante, fueron producto de un escándalo vergonzoso, y no de una planeación estratégica en la lucha contra el delito.
Tan vergonzoso que, para aminorar la percepción ciudadana de descomposición de los cuerpos policíacos tenga que ser el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), el organismo encargado de evaluar a los directores de seguridad de los 20 municipios más poblados de Tlaxcala.
Reza la conseja popular; “del tamaño del sapo es la pedrada”.
Decir que será el CISEN el encargado de la evaluación de los directores de las policías municipales, es reconocer que existen sospechas sobre la integridad moral de algunos que dirigen los cuerpos policíacos en los municipios.
En consecuencia, lo que debe garantizar la SESESP, es que dichas revisiones deberán abarcar, en el mediano plazo, una revisión exhaustiva en las 60 corporaciones municipales. Especialmente cuando (¿quién lo iba a creer?) el primer regidor de un municipio pequeño se vio involucrado en el mismo delito del secuestro.
Es, como dicen en los círculos castrenses, que no hay enemigo pequeño.