VOTO DE CALIDAD

06 febrero, 2012

* Más de lo mismo

Surrealista, onírica. Así fue la elección en la que Justino Hernández Hernández “fue ratificado” –mediante su propio voto “de calidad”–  para los siguientes dos años como presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado.

La fotografía, histórica, quedó registrada en los anales de Tlaxcala: tras dos rondas en las que no se llegó a consenso alguno, en la tercera oportunidad, se registró un empate el de “siete contra siete”, que fue roto por el voto del propio Justino Hernández, en su calidad de Presidente de ese organismo.

Pero más allá de lo anecdótico que resultó el hecho, simpático, risible, está lo que implica en sí ese incidente: la duda sobre la legalidad planteada por los magistrados Tito Cervantes Cepeda, Pedro Molina Flores y Fernando Bernal Salazar, quienes calificaron como un “exceso de poder” cometido por Justino Hernández.

Y no obstante que dicha acción está considerada en la Ley local, más allá de las posibles violaciones legales en que se pudo incurrir o no, está la realidad; desde el pasado 2 de febrero en Tlaxcala contamos con un Poder Judicial divido, polarizado, descompuesto, pero, sobre todo, evidenciado de los intereses políticos y económicos que reinan en su interior.

En efecto, se trata del Poder que tiene como principal función garantizar a los tlaxcaltecas certeza jurídica en la impartición de justicia. Luego, queda en tela de juicio la imparcial actuación que se supone deben tener ese órgano colegiado en las resoluciones asume en su función constitucional.

Es decir, la actuación de Justino Hernández, extralimitó sus facultades al no seguir lo que dice la ley: “La votación mínima para la designación será de diez votos a favor  de alguno de los magistrados propuestos. De no obtenerse esa mayoría, se procederá a repetir  la votación hasta lograr una mayoría de cuando menos ocho votos”; particularmente por la ley considera esos ochos votos obtenidos de manera secreta, no con el voto de calidad.

Y aunque el propio presidente del TSJ de Tlaxcala negó que exista división al interior ese poder, a los tlaxcaltecas nos queda un dejo de duda, particularmente por la impugnación que prometió Tito Cervantes: o el conflicto se soluciona a través de los mecanismos legales, o habrá acuerdos “en lo oscurito” a efecto de “garantizar” a los ciudadanos la unidad que se pregona.

Y es que, de acuerdo con las evidencias dadas a conocer de esa “histórica” sesión,  Justino Hernández no hizo caso del pronunciamiento de otros magistrados para llegar a una cuarta ronda de sufragios, con lo cual se dijeron víctimas de una violación a sus derechos.

Así las cosas, por lo menos en los meses por venir, tendremos que estar muy atentos de los posibles conflictos de intereses que se registren al interior del Tribunal Superior de Justicia, pero sobre todo de los posibles efectos políticos que desate esta pugna entre dos grupos, claramente identificados al interior del Poder Judicial de Tlaxcala.

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